Edna Juliana Rojas Hernández

Aunque todavía representan solo uno de cada cinco fundadores de startups, según el Colombia Tech Report 2024, cada vez más mujeres están asumiendo un papel protagónico en el ecosistema nacional del emprendimiento en innovación y tecnología.Y este cambio paulatino se refleja en el panorama regional. Los datos recogidos por el BID Lab, Endeavor y Value for Women señalan que Colombia es el segundo país de América Latina con la mayor proporción de mujeres que lideran o fundaron empresas emergentes, solo por detrás de México (22,8 por ciento), y por encima de Perú, Argentina, Chile y Brasil.

No vengo del mundo técnico ni me formé como ingeniera. Soy una administradora colombiana convencida de que es posible construir una empresa tecnológica desde lo local, con propósito y visión. Durante más de tres décadas he recorrido un camino que comenzó con la pregunta de por qué tantos negocios en Colombia y América Latina operaban sin acceso a herramientas capaces de transformar su día a día.La respuesta radicaba en la falta de acceso, acompañamiento y soluciones pensadas desde la realidad.

En Colombia, miles de jóvenes se gradúan de la universidad cada año con la esperanza de construir un futuro profesional sólido. Sin embargo, al enfrentarse al mercado laboral, muchos descubren que la inserción no está garantizada. De acuerdo con el informe más reciente del Dane, más de 2,5 millones de jóvenes entre 15 y 28 años no estudian ni trabajan.

El padre Juan Manuel Montoya, director de Fe y Alegría Colombia, relata con orgullo que la fundación hace presencia en 17 departamentos de Colombia y llega a 67 mil estudiantes con educación de calidad, como aliado del Estado.

La mayoría de las juntas directivas se concentran en la eficiencia y la rentabilidad de corto plazo. He participado en muchas discusiones en las que, al hablar de sostenibilidad e impacto social, surge siempre el mismo dilema: ¿Invertimos o no en lo ambiental y lo social?Nada de esto tiene sentido si no pensamos en el largo plazo. Lo que en apariencia puede ser un ‘costo adicional’ termina convirtiéndose en una inversión con retorno tangible.

En el esfuerzo por alcanzar metas comerciales y aumentar las ventas, las organizaciones buscan diferenciarse para ganar ventaja en el mercado. La fidelización se convierte así en una pieza central del crecimiento empresarial. Sin embargo, con frecuencia se pasa por alto la satisfacción de quienes hacen posible el servicio: los colaboradores.La experiencia del cliente es, en esencia, un espejo de la experiencia del colaborador. No puede ofrecerse un servicio memorable desde la insatisfacción.

La oficina dejó de ser un edificio con horarios y pasillos para convertirse en una red de talentos repartidos en distintas zonas horarias, culturas y contextos. Esa diversidad es una riqueza inmensa, pero también un reto. Liderar en una multinacional croata me ha permitido vivir esta transformación de primera mano. Coordinar equipos tan diversos no solo implica manejar agendas e idiomas, sino desarrollar una sensibilidad cultural que se aprende a fuerza de escuchar, preguntar y observar.

¿Es la fe la certeza de que Dios cumplirá lo que pedimos, o es más bien la confianza de que, cuando hacemos lo que está en nuestras manos, lo que ocurra es exactamente lo que Él quiere para nosotros?Hace algunos años, cuando inicié mi camino de transformación, empecé a enfrentarme a preguntas que sacudían mi espiritualidad. Me inquietaba pensar por qué, si oraba con fe, mis peticiones no siempre se cumplían, o por qué el perdón no borraba del todo el dolor. Al avanzar en mi proceso y desde la perspectiva de la Programación Neurolingüística, entendí que para mí la divinidad es perfecta.

En Colombia, la desigualdad marca las trayectorias de la infancia. Hablar de educación no puede limitarse a cifras de cobertura o a planes curriculares. La verdadera educación debe ser integral, y en esa tarea el arte cumple un papel esencial: despierta la sensibilidad, fortalece la autoestima y abre puertas hacia futuros que de otro modo parecerían inalcanzables.He tenido la fortuna de presenciar lo que ocurre cuando niños y jóvenes, muchas veces señalados por su condición de vulnerabilidad, encuentran en la pintura, el teatro o la música una forma de expresión.

Hace unos días se celebró el Día Internacional de las Pequeñas y Medianas Empresas y, a propósito de la fecha, quiero reflexionar sobre algo extraordinario: cómo las ideas más transformadoras suelen nacer en los lugares más inesperados. En la mesa de la cocina familiar, en una conversación casual entre vecinos, o en el taller improvisado de un garaje.