Doña Segunda González volvió a ver a su hijo después de dos años. Durante mucho tiempo solo podía escucharlo, en esas llamadas largas donde la voz era lo único que los conectaba. Pero ahora, gracias a una videollamada, pudo verlo de nuevo. Doña Segunda nunca ha salido de Curundó, La Banca, un pequeño caserío en el departamento del Chocó. Pero hoy guarda como un tesoro esa felicidad inmensa: ver que sus hijos salieron a conocer un mundo que ella apenas empieza a descubrir, gracias al internet móvil. Este tipo de historias hoy se repiten en muchas regiones de Colombia.