La fritanga no solo es un símbolo de identidad culinaria en Bogotá, sino también es un motor económico para decenas de comerciantes y productores. En la más reciente temporada de ventas, impulsada por actividades gastronómicas en la ciudad, se espera que este plato genere más de $500 millones en ingresos en apenas cuatro días.El arranque fue contundente: solo el primer día se vendieron más de 7.000 cajas de fritanga —5.000 en plazas distritales y 2.000 en restaurantes y piqueteaderos privados—, cada una de 750 gramos y a un precio de $25.000, con bebida incluida.