Una compleja situación vive el transporte terrestre intermunicipal en el centro-oriente del país, debido a los bloqueos registrados en la ruta Bogotá-Tunja-Paipa-Sogamoso, protagonizados por comunidades campesinas y pequeños mineros.El hecho ha obligado a suspender más del 98 % de los despachos programados, con afectaciones directas a cerca de 45.000 pasajeros. Los cierres viales han obligado al cierre total de terminales de transporte y representan pérdidas económicas que ya superan los $1.000 millones.Empresarios del sector aseguran que la parálisis está teniendo un fuerte impacto en las operaciones y han solicitado al Ministerio de Transporte autorización inmediata para rutas alternas, así como el liderazgo de un diálogo con las comunidades para evitar que la situación se prolongue.La incertidumbre ha comenzado a afectar a comerciantes, pequeños empresarios y transportadores informales que dependen del flujo constante de pasajeros en estos corredores.Esto, como consecuencia, dificulta el abastecimiento de productos y una reducción muy significativa de las ventas diarias, lo que agrava aún más el panorama económico local.El transporte intermunicipal es clave para la economía y el funcionamiento diario de regiones como Boyacá, Cundinamarca y Santander, donde miles de personas dependen de estas rutas para acceder a servicios esenciales como salud, educación y trabajo.Además, se reportan afectaciones en los corredores hacia la frontera con Venezuela, lo que compromete el flujo de las rutas hacia Arauca, Norte de Santander, La Guajira y zonas del oriente de la Costa Atlántica.Desde el gremio transportador se hace un llamado urgente a la sensatez y al diálogo, en busca de soluciones pacíficas que eviten una mayor afectación a la ciudadanía y garanticen el derecho a la movilidad.
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