Alejandro Pérez Echeverry

Muchos lo consideran el DJ y productor más naturalmente recursivo de la escena colombiana, capaz de borrar fronteras con un sonido en el que funde con maestría su búsqueda incesante. Quizá el músico en electrónica de mejor momento del país, junto con la bogotana Ela Minus, Verraco, como se conoce al paisa JP López, se ha puesto en los ojos y especialmente en los oídos del mundo. Desde 2020, en cinco años, ha conquistado los picos con los que siempre soñó, llenando con su atmósfera el club más famoso de Berlín, entre muchos otros en las capitales del globo.

Se ha hecho una linda costumbre que estas visitas a Bogotá de grandes bandas que en los años ochenta se propulsaron al mundo entero y con su sonido definieron esa era, como Toto y Foreigner, resulten ser más que un viaje en el tiempo.La verdad es que, cuando suenan bien, con una mezcla entre superéxitos y gotas de novedad con momentos de virtuosismo bien aplicado, estos conciertos se hacen experiencias inolvidables. No fue la excepción con Foreigner, que superó expectativas en su paso por el Movistar Arena de Bogotá, el 5 de mayo de 2025.

Nacido en La Coruña en 1967, donde en el Estadio de Riazor vio jugar por única vez a Johan Cruyff, Agustín Fernández Mallo es un científico y escritor notable, cuya capacidad de producir libros reconocidos en géneros diversos como la novela, la poesía y el ensayo, es admirable y abrumadora. En sus trabajos, en los que confluyen poesía, ciencia y sociedad, Fernández Mallo soporta su prolijidad en la lucidez de hacer entendible lo complejo.

Desde su escritorio, frente a un ventanal que mira a un pinar, en su casa ubicada en el bosque de una localidad costera de la provincia de Buenos Aires, el enorme músico que es Pedro Aznar respondió a nuestras inquietudes. El revelador intercambio tuvo lugar en el marco del festejo de sus 50 años de música, que en mayo lo verán regresar a Colombia, un país cuya sola mención lo llena de alegría y calidez, pues siempre lo recibe de maravilla.

La del 30 de abril de 2025 fue una noche para el recuerdo en Bogotá, por la demente oferta rockera que la ciudad ostentó; una de esas rotundas veladas que solo la capital puede conjurar. No tenemos metro, pero en noches así se nos olvida.Por un lado tocaban las 1280 Almas, en este momento de renacimiento que viven; por otro, la banda Paradise Lost congregaba a sus fieles en Ace of Spades.