El presidente Gustavo Petro, quien en sus consejos de ministros repite que los funcionarios se gastan mal el presupuesto, parece no acoger su opinión y ha decidido regalar unas costosas balsas muiscas a líderes mundiales, en especial a aquellos que comulgan con sus posiciones políticas, bajo la idea de “promover la política exterior y fomentar las relaciones comerciales y diplomáticas del país a nivel mundial”.