SEMANA: ¿Cómo llega un barrista al Congreso de la República?Juan Sebastián Gómez: Desde la misma barra. Fui tres veces concejal de Manizales. Empecé mi ruta en el Concejo, porque hace 25 años las dinámicas de las barras eran muy diferentes y quisimos lanzar una candidatura al Concejo de Manizales. Luego, di el salto a la Asamblea Departamental, y en mi segundo periodo renuncié para cambiar de partido y candidatizarme por el Nuevo Liberalismo. Solo llegamos dos congresistas del Nuevo Liberalismo: Julia Miranda por Bogotá y yo.SEMANA: ¿Todavía va al estadio?J.G.: En este momento, mientras hablamos, me preocupa que el Once Caldas juega a las 7:30 de la noche y hoy hay plenaria de la Cámara.SEMANA: Sobre sus hombros ha recaído el peso de mostrar al Nuevo Liberalismo como partido en el Congreso. ¿Cómo es llevar las banderas de una colectividad que volvió al Legislativo después de décadas?J.G.: El reto es mayor que eso. El Nuevo Liberalismo no es un partido cualquiera en el que se juntaron asesores con políticos para hacer un logo bonito, con colores y lugares comunes. Portar el logo del Nuevo Liberalismo es llevar la cara de Luis Carlos Galán. Es un peso histórico llevar sus causas para no defraudar a quienes votaron ni defraudar a quienes todavía se consideran galanistas.SEMANA: Es vicepresidente de la Cámara y es la primera ocasión en la que el partido está en la Mesa Directiva del Congreso. ¿Qué no va a negociar?J.S.: Yo represento, no solo a los partidos independientes, sino también a los minoritarios. Entonces, el primer punto son las garantías; el segundo, el equilibrio del a Mesa Directiva. Soy un péndulo entre la bancada del Gobierno y la oposición, que es algo que ya viene proponiéndole el centro político al país. Hay que parar, no mirar hacia los costados, sino hacia adelante. Lo innegociable es la independencia y las garantías para todos. Mi consigna de vida es construir desde la diferencia. Hay que entender que todas las fuerzas políticas son diferentes, buscar qué nos une y no qué nos divide.SEMANA: ¿El presidente sí entiende esa importancia de pensar diferente?J.S.: No. El plan de desarrollo del presidente Gustavo Petro es un documento maravilloso: Colombia potencia mundial de la vida. No puedes tener un plan de desarrollo con ese nombre y decir que a los congresistas que no están contigo hay que “borrarlos de la historia” o afirmar que esto va a ser una “guerra a muerte”. Son contradicciones. El presidente, como alguien que fue de oposición, debería respetar más que nadie a la oposición y a los partidos independientes que no estamos con él.SEMANA: Pertenece a la bancada independiente, y el presidente los ha atacado en repetidas ocasiones. ¿La independencia perdió valor para Gustavo Petro?J.G.: Creo que, además, para otras fuerzas. La independencia y el centro político hoy son la verdadera resistencia. En un mundo tan polarizado, donde mucha gente solo ve luces y sombras, ser independiente es una tarea compleja. A nosotros nos graduaron de tibios hace algunos años, y hay compañeros de tendencias políticas más radicales que dicen que el centro no existe. Pero quiero que miren la mesa directiva: en el Día de la Independencia, la mesa directiva la ganaron los independientes.SEMANA: Muchas veces el centro sí existe, pero no gana presidencias.J.G.: Ese es el reto: volver a ser una opción de poder auténtica, legítima y leal. Eso implica grandes retos personales para los partidos del centro político. El Gobierno no ha entendido que a nosotros no nos pueden ni presionar ni comprar, porque nos tienen que convencer. En tres años hemos recibido una invitación del presidente Gustavo Petro a conversar, en su primer año, y una del exministro Juan Fernando Cristo a socializar proyectos de ley. De resto, el Gobierno nos ha anulado totalmente, nunca nos ha tenido en cuenta en absolutamente nada.SEMANA: Decía que el presidente ha anulado el centro político. ¿Qué mensaje le envía?J.G.: Primero, que debe reconocerlo. Segundo, que no puede ser desagradecido, porque él no se hubiese elegido si una buena parte del centro político no le hubiese acompañado. Mal hace él en desconocer política y legislativamente el centro.SEMANA: Armando Benedetti llamó a Daniel Carvalho, su compañero de mesa directiva, para tomarse un café. ¿A usted lo llamó?J.G.: En mi quehacer político, para mí las formas importan mucho. El sábado 19 de julio, en la tarde, le escribí al ministro Benedetti diciéndole que estaba firme en mi candidatura a la vicepresidencia de la Cámara, que estoy abierto al diálogo y espero podamos construir.SEMANA: ¿Le respondió?J.G.: No me respondió. Solo respondió a eso de la una de la mañana del lunes 21 de julio para felicitarme. Luego recibí una llamada de él invitándonos a conversar, que seguramente haremos en su momento. Hay humo sobre unos cambios ministeriales, y lo pertinente es que organicen la casa y luego se sienten con el Congreso.SEMANA: Como congresista, usted ya conoció las formas de Benedetti. ¿Son las correctas?J.G.: No son las correctas, pero preocupan más otras voces, como la de Guillermo Alfonso Jaramillo. Armando es un jugador y así actúa, mientras que el ministro Jaramillo se ha caracterizado por la confrontación, lo que podría generar más tensión que el mismo Benedetti en el Congreso.SEMANA: Guillermo Alfonso Jaramillo suena como posible ministro del Interior y él tuvo varios enojos en el Congreso. ¿Su estilo para comandar un Ministerio haría más difícil la relación con el Congreso?J.S.: Él es un ser enojado. Además, cometió una imprudencia con el centro político cuando no acompañamos la reforma a la salud. Nosotros presentamos una reforma, ellos dijeron que su nueva reforma había acogido nuestro texto, pero no le pusieron ni una coma. Entonces, nos tocó retirar nuestras firmas y ellos siguieron hacia adelante sin tener en cuenta nada de lo que propusimos. No será sencillo si esas son las formas del ministro con el Congreso. Él prometió tener en cuenta lo que propusimos y al día siguiente reconoció que la reforma a la salud era la misma: con menos de 24 horas de diferencia ya nos estaba diciendo mentiras.SEMANA: ¿Las voluntades de diálogo del Gobierno han sido falsas?J.S.: Han sido falsas porque no ha sido coherente el discurso político hacia los políticos y el discurso hacia la ciudadanía. Hablan de desescalar el lenguaje y cambiar las formas, pero la negación hacia los otros políticos ha sido absoluta.SEMANA: Para usted, ¿quién es la figura de centro más fuerte para las elecciones de 2026?J.G.: Las encuestas nos van dando unos nombres y siempre aparecen Juan Manuel Galán, Sergio Fajardo y Claudia López como tres figuras que podrían aglutinar fuerzas. Ese es el mayor reto, porque, si seguimos divididos, no seremos una real opción de poder.SEMANA: ¿Pero Claudia López hablando de dar ‘‘plomo’’ sí puede seguir dentro del centro político?J.G.: No entendí nunca ese discurso de ella. Creo que quedó atrapada en una mala expresión. Esas expresiones no construyen absolutamente nada.SEMANA: ¿El candidato ideal para usted es Juan Manuel Galán, el líder del Nuevo Liberalismo, o lo ve en una coalición respaldando a alguien más, como Sergio Fajardo?J.S.: Juan Manuel Galán lo ha dicho: esto no es ni de ego, ni de vanidades. Si él es el que puede convocar el centro, seguirá adelante. En la ocasión anterior hicimos una consulta, pero la mayor tristeza no fue haberla perdido, sino que el Nuevo Liberalismo sí honró su palabra y apoyó a Sergio Fajardo, mientras otros partidos se fueron con Gustavo Petro y hoy se arrepienten de haberlo hecho.SEMANA: Usted hablaba de galanismo. ¿Es necesario refrescarlo?J.S.: No solo es necesario, sino que es un compromiso con la historia. Estamos haciendo un esfuerzo grandísimo en los consejos municipales de juventud para unir esas dos generaciones.SEMANA: ¿El Gobierno le da garantías al centro político para las elecciones?J.S.: El Gobierno desconfía de absolutamente todo, lo que me parece equivocado. Hay que respaldar las instituciones, el presidente no debe generar un ambiente de duda con un sistema electoral que, si bien no es perfecto, es de los mejores de Suramérica. Y no es que el presidente no le dé garantías al centro, sino que genera dudas innecesarias en un sistema político que ha funcionado.SEMANA: El centro ha actuado más como la oposición que como la bancada del Gobierno. ¿Por qué?J.S.: Ya va siendo la evaluación final del Gobierno. Para personas como yo, que nunca hemos sido de derecha, temas de la campaña de Gustavo Petro eran muy interesantes, aprobé iniciativas como la creación del Ministerio de la Igualdad, pero en la medida que el presidente Petro va defraudando esas banderas, pues no nos queda más que irnos apartando de ese proyecto político.SEMANA: Está en la Comisión Primera de la Cámara donde se debatirá el estatuto para la paz total. ¿Hay ambiente político para que sea aprobado?J.S.: Al presidente no le ha ido mal en la Cámara de Representantes. Es importante que desde la Presidencia sean precisos en los términos. No pueden usarse términos que tienen alcances jurídicos como palabras coloquiales para confundir a la opinión pública: entender diferencias entre amnistía e indulto, que conversar con las personas en una plaza no es hacer un cabildo abierto, y no confundir a la gente joven diciendo que va a presentar una papeleta que no existe en la Constitución. Con un proyecto tan delicado como el que vamos a tener, hay que explicarle a la gente con exactitud cuáles serán los alcances.SEMANA: El proyecto sobre cannabis se discutirá por novena ocasión. Es el mismo articulado que se ha caído en otros momentos. ¿Esta vez hay un ambiente diferente para que sea aprobado?J.S.: El ambiente durante el cuatrienio ha sido el mismo porque siempre se cae por detalles. Los proyectos que tienen que ver con libertades individuales son difíciles de comunicar. Los que estamos a favor nos equivocamos en cómo comunicamos versus cómo comunican tan asertivamente los que están en contra. Este proyecto no es la legalización del cannabis, el cannabis ya es legal en Colombia: el eslabón roto está en la comercialización, que es lo que se pretende regularizar para quitarle el negocio a los jíbaros y a los carteles del narcotráfico. Esto puede tener impactos tributarios muy interesantes.
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