Así cayó Miguel Rodríguez Orejuela hace tres décadas en Cali: una veladora fue clave para su ubicación

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Desde el 9 de junio de 1995, Miguel Rodríguez Orejuela no vivió en paz porque ese día su hermano, Gilberto Rodríguez Orejuela, fue capturado en una caleta en una vivienda en Cali. Durante casi dos meses, Miguel se movió de un lado a otro, sin dejar la capital del Valle del Cauca, logrando escapar de las autoridades. Pero la captura de Gilberto dejó al cartel de Cali sin su cabeza principal y Miguel entró en desesperación, lo que fue aprovechado por el Bloque de Búsqueda y la DEA para seguirle los pasos. Miguel ya había logrado escapar de complejos operativos; por ejemplo, cuando llegaron a un apartamento en el occidente de Cali gracias a información de inteligencia. Allí estuvieron varias horas, revisaron el lugar, rompieron techos y paredes con un taladro para descartar una caleta y se fueron.Sin embargo, en esa búsqueda hubo un detalle que sería clave para su posterior captura: una veladora que estaba encendida. Aunque en ese momento no se percataron de su presencia, Miguel estaba en una caleta cercana de donde estaba esa veladora y fue herido por el taladro. Logró sobrevivir con el poco oxígeno que tenía en el tanque, pero al general de la Policía Rosso José Serrano le quedó rondando la imagen de la vela. Ese 6 de agosto, cuando un nuevo informante dio el lugar exacto donde estaba el capo, la Policía Nacional llegó al lugar y acordonó el edificio, pero sin saber exactamente dónde estaba el menor de los Rodríguez Orejuela. En ese momento, Serrano recordó la veladora y pidió que se esperara a que todos los habitantes del edificio apagaran las luces. “Donde quede una veladora, ahí está”, dijo el entonces oficial. Francotiradores se percataron de que, en efecto, un destello de luz salía de un apartamento en el piso alto y de inmediato activaron el operativo. Ahí estaba Miguel, quien intentó meterse en una caleta, pero no lo logró y fue capturado en ropa interior. Su devoción por la Virgen hacía que en cada lugar donde estuviera se prendiera una vela. Diez años después de su captura fue extraditado a Estados Unidos y condenado a una pena de 37 años. Desde aquel momento ha intentado hacer todo para quedar en libertad, pero no lo ha conseguido. Ha pedido que se conmute la pena; libertad por motivos de salud, que también fue negada, y hasta ser gestor de paz en el Gobierno Petro. Gilberto, su hermano, murió el 31 de mayo de 2022 en una cárcel de Estados Unidos.

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