Starlink es una red de internet satelital impulsada por la compañía SpaceX, propiedad del empresario Elon Musk, que busca llevar conexión rápida y con baja latencia a regiones apartadas o con acceso limitado a redes tradicionales. Esta tecnología ha sido vista como una solución prometedora para cerrar la brecha digital en comunidades rurales o mal atendidas por proveedores convencionales.Sin embargo, recientes hallazgos realizados por el académico Sascha Meinrath, experto en telecomunicaciones de la Universidad Estatal de Pensilvania, ponen en duda su eficiencia a gran escala. El análisis dejó en evidencia cuántas conexiones activas podría tener el sistema antes de que los usuarios sufran caídas en el servicio.Además, en los resultados arrojaron que la red podría colapsar en zonas densamente pobladas, ya que su capacidad se vería comprometida si apenas 419 personas intentan utilizar el servicio de forma simultánea en un área similar al tamaño de una ciudad mediana en Estados Unidos.Para entender estas limitaciones, es importante conocer cómo se distribuye el servicio. Cada satélite de Starlink proyecta una señal concentrada, conocida como haz o beam, que cubre un área de aproximadamente 162 kilómetros cuadrados, equivalente a una ciudad pequeña. Esa cobertura, aunque amplia en superficie, tiene un límite fijo en cuanto al volumen de datos que puede manejar. Esto significa que a medida que más personas se conectan dentro del mismo haz, se reduce la calidad del servicio para todos.A diferencia de las redes de fibra óptica, que pueden escalar en capacidad a través de infraestructura terrestre, Starlink depende de la distribución directa desde el espacio. Los satélites de última generación, denominados V2, pueden ofrecer hasta 6 gigabits por segundo para descargas y apenas 0,4 gigabits para cargas. Esta disparidad entre la velocidad de bajada y subida se convierte en un cuello de botella cuando muchos usuarios intentan enviar datos al mismo tiempo, afectando seriamente el rendimiento del sistema.Las velocidades de descarga disminuyen considerablemente, las videollamadas pierden calidad o se interrumpen, y los usuarios experimentan cortes frecuentes en la conexión. Esta congestión no solo reduce la eficiencia del sistema, sino que afecta directamente la experiencia de quienes dependen de una conexión estable para estudiar, trabajar o acceder a servicios esenciales.El motivo de estas fallas radica en que cada haz satelital tiene una capacidad limitada para transmitir datos, y al dividirse entre muchos dispositivos conectados, no logra mantener un rendimiento óptimo. Esta limitación no distingue entre tipos de usuarios y pone en riesgo su operatividad diaria en zonas donde Starlink es la única alternativa viable. Este tipo de limitaciones se vuelve más notorio en zonas urbanas, donde la demanda es alta y los obstáculos físicos como edificios interfieren con la señal. Según un reportaje publicado por The Washington Post, Starlink funciona de forma más eficiente en áreas rurales o abiertas, donde la cobertura no enfrenta tantas interrupciones. En esos lugares, la tecnología puede representar una solución viable y accesible para quienes carecen de infraestructura tradicional.
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