Ana María Orozco lidera innovaciones globales a partir de problemas locales

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Eligió la Ingeniería de Sistemas convencida de que sería la profesión del futuro. “Cuando estudié se hablaba de computación en la nube como algo lejano. Ahora estamos en la inteligencia artificial (IA) y la computación en la nube es un hecho”, dice esta pereirana, que trabaja en Microsoft y tiene uno de los cargos técnicos más altos de la región. Llegó a la empresa de Bill Gates finalizando su MBA en la Universidad Javeriana. Tenía la mezcla de habilidades técnicas y estratégicas que los reclutadores buscaban. Para ella, la innovación es concebir soluciones con impacto transformador. Y la tecnología debe estar al servicio de esa premisa. Por eso no deja de repetirle a su equipo: “Vamos a ambicionar un proyecto que cambie el mundo, empezando desde lo local”. Hace unos meses conoció a Ximena Céspedes, creadora de la Fundación Naná, quien sufrió el feminicidio de su hija, Ana María Serrano, de 18 años. Su reacción frente a esta tragedia fue innovar con un proyecto contra la violencia de género. “Estamos creando una plataforma donde la inteligencia artificial puede detectar señales de relaciones poco saludables, identificando posibles microagresiones y ofreciendo una herramienta de apoyo temprano para quienes podrían estar en riesgo. La persona puede interactuar con la IA, y sus datos estarán protegidos”.La solución, que verá la luz en el segundo semestre del año, dará información sobre dónde acudir en caso de requerir ayuda, ya que el objetivo es salvar vidas. Hasta el tiempo que dona está ligado a la innovación. Orozco lidera Give (Colombia), el programa de filantropía de Microsoft, con enfoque en tecnología para el impacto social. “La tecnología debe estar a la altura de los desafíos globales. La IA se ha convertido en una herramienta esencial para conservar la biodiversidad”, dice sobre el Proyecto Guacamaya, una alianza multisectorial que utiliza IA, imágenes satelitales y datos acústicos para monitorear la Amazonía y proteger este ecosistema de la deforestación. Ella, junto con otros líderes, creó un plan de formación para jóvenes del Sena que hacen prácticas en la compañía. Su objetivo: construir país y comunidades técnicas con conocimientos demandados por el mercado para brindarles posibilidades en su camino profesional. El programa los forma en comunicación, inteligencia emocional y conocimientos técnicos. “Llegué a estudiar en Bogotá con muchos miedos –evoca–, con una sensación de insuficiencia enorme”. Hasta que encontró mujeres que la ayudaron a confiar en su capacidad. Lo mismo que hoy hace con los miembros de su equipo. Su propósito: liberar el potencial de las personas.

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