¿Jaque mate? Pedro Sánchez enfrenta un nuevo escándalo de corrupción que le podría costar el cargo en España

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Pedro Sánchez está con el agua al cuello. Las pruebas de corrupción, excesos y delitos de su Gobierno y de su familia lo rodean. Pero no se ahoga. El presidente del Gobierno de España vive la peor crisis política de su administración. Esta semana, en su comparecencia ante el Congreso, quedó claro que sus más altos alfiles han participado en una sofisticada trama de corrupción, en la cual no solo se han repartido dinero, sino también grandes proyectos de obras públicas y hasta favores sexuales. “¡Dimisión! ¡Dimisión!”, gritaban al unísono los parlamentarios. ¿Puede hundirse? La corrupción del Gobierno de Pedro Sánchez es un tema de primer orden en España desde hace tiempo. Pero esa olla a presión estalló la semana pasada cuando la Guardia Civil, una de las instituciones más prestigiosas de la madre patria, publicó un explosivo informe de la UCO (Unidad Central Operativa).Para entender por qué fue demoledor, hay que remontarse a la historia. En 2016, Pedro Sánchez era en la política un herido casi de muerte. El Psoe lo había defenestrado y obligado a dimitir como secretario general. Junto con sus dos personas más cercanas, Santos Cerdán y José Luis Ábalos, Sánchez buscó cómo reinventarse. En palabras cortas, los tres recorrieron en carro España, aceitaron una estructura electoral y, en unas elecciones primarias, en 2017, Sánchez volvió a ganar en el Psoe. Para entonces, el Gobierno de Mariano Rajoy vivía, a su turno, un estruendo político y judicial en lo que se conoció como el caso Gürtel, que finalmente lo obligó a dimitir en 2018. La derrota de la derecha permitió que en 2019 regresara la izquierda con Pedro Sánchez a la cabeza. En los últimos años, los escándalos han golpeado con fuerza al Gobierno de Sánchez. Ya en el poder, Sánchez convirtió a Ábalos en su mano derecha y lo nombró, además, ministro de Transporte. Hoy se le acusa directamente de haber facilitado adjudicaciones públicas a cambio de millonarias comisiones de hasta 4 millones de euros, haber recibido beneficios personales relacionados con estas decisiones y de formar parte de un entramado organizado con su círculo más próximo.Ábalos dejó su cargo en 2021, pero continúa protagonizando las noticias en este país. Recientemente, el diario El Mundo contó cómo Ábalos, mientras era la mano derecha de Pedro Sánchez, no era precisamente una persona impoluta. Se reveló cómo él y su asesor Koldo García ocultaron información gubernamental clave para la investigación, al tiempo que hablaba descaradamente de los millonarios sobornos que recibía. Caído Ábalos, la nueva mano derecha de Sánchez fue Cerdán. El político es el protagonista del informe de la UCO. Allí se afirma que el ex secretario general del Psoe era “la persona encargada de gestionar pagos” procedentes de adjudicaciones irregulares, que ascenderían a unos 620.000 euros, que llegaron a los bolsillos de Koldo García y José Luis Ábalos.Asimismo, se ahonda en cómo Santos Cerdán era quien manejaba el aparato de corrupción en el Gobierno. Incluso, según escuchas dadas a conocer por la Guardia Civil, se muestra la forma en que el funcionario afirmaba a sus aliados, con total descaro, cómo dos constructoras señaladas le debían una cantidad de al menos 400.000 euros en sobornos, según señalaron las autoridades. “No solo habría tenido pleno conocimiento de los pagos efectuados, sino que, además, habría actuado como mediador de los mismos”, dice el informe.La trama de corrupción incluye un capítulo sexual que ha escandalizado al país ibérico. Según reveló El Mundo, Ábalos y Koldo García eran frecuentes clientes de prostitutas, que intercambiaban entre sí, como lo muestran audios de 2019 en los que hablaban descaradamente de mujeres colombianas. Todo, mientras enarbolaban las banderas del feminismo para conseguir votos suficientes que le permitieran a Sánchez llegar al poder.En la comparecencia ante el Congreso, los parlamentarios destaparon cada una de estas evidencias. El PP y Vox lo acusaron de “pornocorrupción” y pidieron elecciones inmediatas, mientras que socios de su coalición reclamaban una investigación a profundidad urgente. Sánchez, retador, planteó a sus opositores llamar a una moción de censura en su contra, a la vez que intentaba desligarse del escándalo, a pesar de la cercanía con los funcionarios señalados. Aun así, decenas de duras críticas se hicieron contra el mandatario.“Pedro Sánchez es un populista, el verdadero burro de Troya de la democracia española. Ha convertido nuestra política en una mezcla de reality con lodazal”, dijo Cayetana Álvarez.“Es usted un indecente, un corrupto y un traidor. Lo sabe toda España”, le advirtió el líder de Vox, Santiago Abascal. El líder del Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo, también arremetió contra el mandatario español. “Usted es un presidente profundamente atrapado en una trama de corrupción. Por mucho que se maquille, usted no es la víctima. Las víctimas somos los españoles. Usted es el máximo responsable”, aseguró, para luego responder crudamente al reto del mandatario. “No me faltan ganas para la moción de censura, me faltan cuatro votos”, dejando entrever que van a llamar en cualquier momento a votar contra el primer ministro y no estarían lejos de sacarlo del poder.No solo son sus dos principales alfiles los señalados. Casi que no hay persona del círculo cercano que no esté investigada hoy, comenzando por su familia. Su esposa, Begoña Gómez, a quien se le investiga por posible tráfico de influencias, al haber, presuntamente, recomendado a empresas de un amigo suyo para millonarios contratos públicos. Todo culminó en una acusación en curso por los delitos de tráfico de influencias y corrupción en los negocios.También ha salido a la luz el caso de su hermano, David Sánchez, señalado también de tráfico de influencias. En su caso, se asegura que se creó un puesto ad hoc de “coordinador de actividades de los conservatorios” en la Diputación de Badajoz para beneficiarlo, sin justificar su necesidad ni seguir procesos públicos transparentes. Además, también se le acusa de malversación de fondos y de evadir impuestos. Fuera de la esposa y del hermano del líder del Gobierno español, también han sido imputados o procesados el fiscal general, Álvaro García Ortiz, y el director general del Instituto Nacional de Gestión Sanitaria, Alfonso María Jiménez, entre otros. En total, se calcula que 47 personas de cargos públicos cercanos a Pedro Sánchez han sido vinculadas a causas judiciales y 21 formalmente imputadas. La defensa de Pedro Sánchez siempre ha sido la misma: el “fango de la ultraderecha” y de los medios de comunicación. En la comparecencia, aseguró que “la corrupción es cosa de tres personas” y que no había irregularidades de financiación del partido. Rechazó llamar a nuevas elecciones y acusó a sus opositores de usar el escándalo para intentar desgastar al Gobierno.

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