Un detalle pasó inadvertido en el encuentro de Petro con la Iglesia católica, las cortes, el presidente del Senado, Efraín Cepeda, el contralor Carlos Hernán Rodríguez, la defensora Iris Marín y el registrador Hernán Penagos, entre otros. Antes de firmar el pacto de no agresión, el cardenal Luis José Rueda les entregó a cada uno un escapulario con la cruz tau de san Francisco de Asís y una estampa en la que estaba escrita la oración por la paz. Petro fue uno de los primeros en colgarla en su cuello y en pronunciarla en voz alta, y los demás lo siguieron. El Arzobispado de Bogotá ubicó a sus invitados en una mesa redonda para que todos estuvieran al mismo nivel. Almorzaron ajiaco, corvina en salsa de uchuva y tomates confitados, además de arroz de hongos. Para endulzar la tarde hubo un cheesecake de agraz.
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