Para hablar sin eufemismos, y siendo estrictamente objetivos, hay que decir que a Colombia la gobierna una banda criminal cuyos cabecillas actúan bajo la fachada de justicieros sociales. Llegaron al poder sobre la plataforma criminal del estallido social, el pacto de la picota y la financiación del narcotráfico y carteles de la contratación como el de Euclides Torres. Y ya en el poder han doblado su apuesta delictiva.