No es mera casualidad que en dos escenarios, la Alcaldía de Bogotá y la Presidencia de la República, César Manrique Soacha terminara procesado, e incluso condenado.Ocurrió en la Alcaldía de Bogotá con las motos eléctricas que, a capa y espada, defendió Gustavo Petro y que Manrique ejecutó. Lo condenaron a diez años de cárcel por irregularidades en contratos.En la presidencia de Gustavo Petro, el mismo condenado fue nombrado director de Función Pública, es decir, el responsable de la moralidad de los funcionarios públicos de Colombia. Y terminó investigado, judicializado, por el escándalo de corrupción en la Unidad para la Gestión del Riesgo (UNGRD).La Fiscalía le imputó cargos, le mostró en audiencias la gravedad de las conductas que permitieron convertir una entidad destinada a la prevención de emergencias en una billetera corrupta para sacar millonarios sobornos. Manrique Soacha se sacudió con fuerza, pero terminó más enredado. Luego de que se confirmara la legalidad de la medida de aseguramiento y se ordenara su captura, simplemente desapareció. Nadie sabe de su paradero, lo buscaron en la dirección que dejó como arraigo y no estaba. Para los investigadores, está prófugo de la justicia. La historia de Carlos Ramón González, también procesado por el escándalo de corrupción de la UNGRD y mano derecha del presidente de la República, se repite con otro alfil del llamado gobierno del cambio.Los señalamientos de la Fiscalía en contra de Manrique Soacha son contundentes y hablan de su participación en este escándalo, de cómo, a través de su cargo y el poder que ejercía, logró enredarse en la entrega de millonarios sobornos que salían de contratos en la Unidad para la Gestión del Riesgo.La medida de aseguramiento, incluida una orden de captura para presentarlo ante los jueces y llevarlo al centro de reclusión que se ordenará en la misma diligencia, fue proferida, pero no fue posible encontrarlo, lo que de plano lo convierte en prófugo de la justicia.La Fiscalía no descarta hacer solicitudes ante la oficina de Interpol, con el propósito de lograr su ubicación, en caso de que su decisión hubiese sido salir del país, de la misma forma en que lo hizo Carlos Ramón González.
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