Los desafíos de los proyectos de energías renovables está apretando los tiempos y demorando su entrada. ¿Verán la luz?

Section

Una de las grandes banderas del Gobierno del presidente Gustavo Petro ha sido el desarrollo de las fuentes de energías renovables no convencionales, de manera que tengan un papel más protagónico en la matriz energética del país. Pero su puesta en marcha se ha enfrentado a grandes complejidades, que no solo se refieren al desarrollo mismo de los proyectos, sino a las tensiones que tiene el sistema, pues las curvas de oferta y demanda de energía cada vez se acercan más y el margen de maniobra se estrecha.“Colombia tiene 60 por ciento promedio más de sol que el mundo. El país cuenta con vientos en algunas partes del territorio, que, inclusive, son de los más fuertes y continuos para la generación de energía eólica. Además, esta nación tiene agua por montón todavía”, recordó el presidente Petro en la Cumbre de Financiamiento para las Transiciones Energéticas, al destacar el potencial del país.En el mismo sentido, el ministro de Minas, Edwin Palma, ha insistido en la estrategia 6 gigavatios (GW) Plus, que busca lograr la incorporación de al menos 6 GW de capacidad instalada a partir de Fuentes No Convencionales de Energía Renovable (FNCER) al sistema eléctrico colombiano durante este Gobierno.De hecho, en un reciente viaje a Bélgica, Palma expuso los proyectos que se están desarrollando con esa estrategia que tiene inversiones por cerca de 50.000 millones de euros. Sin embargo, el desarrollo de los proyectos no ha sido fácil y la situación es compleja, por los lentos procesos en los trámites o la imposibilidad de adelantar en los tiempos previstos los que son obligados, como consultas previas y licencias ambientales.Además, la coyuntura económica de altas tasas de interés, volatilidad del dólar y una inflación que aún no llega al rango meta del Banco de la República, presionan más las operaciones.Lo cierto es que, incluyendo los eólicos de La Guajira y los solares, hay identificados 18 proyectos (más de 2.200 MW) que estaban previstos entre 2025 y 2027. Pero, según informan las empresas a SER Colombia (gremio que agrupa a los actores de las energías renovables no convencionales), están cancelados o en stand by; es decir, que por ahora no avanzarán en las siguientes etapas de desarrollo.Precisamente, el Gobierno está buscando la reactivación de cerca de 20 proyectos de energía solar y eólica, en especial en La Guajira, que le podrían aportar al sistema unos 2.400 MW, lo que representa el 40 por ciento de la meta propuesta por el Gobierno nacional.“En La Guajira, hemos estado evaluando todas las posibles alternativas para poder dar continuidad a lo que hemos empezado, sin descartar ninguna posible solución. Estamos trabajando para que la transición energética no se detenga en Colombia ni en La Guajira”, dijo el ministro Palma hace unas semanas, durante una cumbre energética en esa región. El funcionario insistió en desarrollar en La Guajira el polo de la transición energética de Colombia y, “por qué no, con potencial de exportación”, agregó.Allí va a desempeñar un papel crítico Ecopetrol, por varias razones. El parque eólico Windpeshi, en La Guajira, de la empresa Enel, fue uno de los proyectos abortados inicialmente. La petrolera anunció hace unas semanas la adquisición del mismo, lo que representa más de 200 MW, y formaría parte de su estrategia de transición energética. Se estima que demandaría una inversión total de 350 millones de dólares.La meta de Ecopetrol es, al cierre de este año, tener (al menos comprometidos) proyectos de energías renovables por cerca de 1.800 MW. Para el año entrante contaría con entre 2,2 y 3 GW nuevos de capacidad.Ricardo Roa, presidente de la petrolera, explicó que están comprando proyectos en operación; tienen otros listos para construir, y también participan en sociedades con grupos generadores. Es más, Roa está convencido de que Ecopetrol sí puede sacar adelante estos proyectos: “El trabajo que hemos venido haciendo en los últimos años, en la transformación del territorio, en escuchar a las comunidades, en hacerlas parte, no del problema, sino de la solución, es a lo que le apostamos”, dijo Roa en una entrevista con SEMANA.Sin embargo, hay otra cara de la moneda. También desde SER Colombia se tienen identificados entre 100 y 130 proyectos más en etapa de desarrollo (que sumarían de 5.800 a 7.800 megavatios), los cuales continúan con sus planes de iniciar operaciones en el periodo de 2026 a 2029.“Desarrollar este sector emergente en Colombia no ha sido fácil. Con determinación y resiliencia, las empresas privadas han invertido más de 2.200 millones de dólares, lo que para finales de 2025 representará el 14 por ciento de la capacidad total de generación de energía eléctrica del país, quintuplicando en un año y medio la participación de las energías renovables no convencionales”, afirma Alexandra Hernández, presidenta de SER Colombia.No obstante, hay una variable que no está jugando a favor: el tiempo. El consumo energético está creciendo el doble de lo que lo hace la capacidad de generación. “Si no actuamos ya, el déficit llegará en 2027. Y no lo decimos nosotros: lo dicen las cifras del propio Gobierno”, advierte Hernández.Por ello, de acuerdo con sus cálculos, es necesario triplicar la inversión en renovables, ampliar la transmisión y complementar la confiabilidad del suministro eléctrico con baterías, compensadores síncronos, redes flexibles, entre otras soluciones que cada vez son más competitivas. Más aún si apagones recientes, como los registrados en Chile y España, han encendido las alarmas.Pero esto no es suficiente. Una de las mayores preocupaciones está por el lado de los trámites y tiempos normativos, ya que es fundamental destrabar más de 200 trámites en generación y transmisión. Según Hernández, esto implica que, para cumplir los tiempos normativos de respuesta para estos permisos, se requieren reglas del juego estables.Es indispensable que se reconsidere la reciente intervención a la bolsa de energía y se habiliten las subastas de contratos de corto y largo plazo para energías renovables. “En resumen, que las reformas regulatorias pendientes vean la luz”, dice.Los tiempos de trámite, especialmente ante las corporaciones autónomas regionales, representan una de las mayores inquietudes. A principios de este año, la Procuraduría recordó que, en general, obtener este tipo de permisos demanda hasta 30 días hábiles, pero el tiempo promedio de los de corte ambiental ante las corporaciones es de 800 días.De acuerdo con cálculos de SER Colombia, el país está muy cerca de alcanzar los primeros 2 GW de fuentes renovables no convencionales. A esto se suma 1 GW adicional en proyectos de autogeneración y generación a pequeña escala en operación, impulsado principalmente por la energía solar fotovoltaica.Para lo que resta del año, están identificados 15 proyectos más en construcción (cerca de 450 MW), cuya puesta en operación fue programada para finales de 2025. Todos son solares. En los proyectos que se encuentran en construcción (incluyendo los que tendrían entrada en operación en 2026 y 2027), se estiman inversiones de más de 350 millones de dólares.Pero hoy, un proyecto renovable puede tardar entre tres y seis años desde su estructuración hasta su entrada en operación, y 70 por ciento de ese tiempo corresponde a la etapa de trámites y permisos.En el caso de La Guajira, hay una combinación de factores estructurales y territoriales. La principal fuente de retraso ha sido el desarrollo de las consultas previas. Ante el creciente número de comunidades que surgen, con variadas expectativas, además de la dificultad para identificar a los voceros, constituyen un palo en la rueda. Junto con el trámite de licencias ambientales, han afectado el desarrollo de proyectos de generación y de transmisión.En el resto del país, según Hernández, las dificultades están en los cuellos de botella en la asignación de capacidad de conexión, los retrasos en la ejecución de la infraestructura eléctrica, largos tiempos de trámites y, en algunos casos, incertidumbre regulatoria.La vocera destaca el avance en cinco de las ocho medidas que desde SER Colombia se acordaron hace un mes con el Ministerio de Minas y la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla), en un plan de choque para acelerar la entrada de proyectos. Estas son: avances en los proyectos normativos de licencia ambiental flexible, mejoras al procedimiento de acuerdos de coexistencias con actividades de hidrocarburos y minería, liberación y proceso de asignación de puntos de conexión, habilitación normativa de subastas de contratos de largo plazo de energías renovables y oportunidades de nuevos modelos de negocio para usuarios grandes y pequeños a través de la autogeneración remota y comunidades energéticas.“Esperamos avanzar en el almacenamiento de energía con baterías, fortalecer el cumplimiento de tiempos normativos de trámites y en ajustes de medidas para la entrada en operación comercial de plantas menores y plantas despachadas centralmente”, asegura Hernández.De ahí la expectativa por el desarrollo de estas energías, no solo para la transición energética, sino para la consolidación de Colombia como una potencia de energía en la región. Ahora hay que acelerar el paso, pues los tiempos apremian, no han fluido como se esperaba y es clave que estos proyectos vean la luz.

Medio