Cuando se esperaba una reducción en la tasa de referencia de política monetaria, luego de la caída de la inflación en junio y un mejor comportamiento de la economía, la Junta Directiva del Banco de la República sorprendió al país al mantenerla inalterada en 9,25 por ciento.La decisión dividida –cuatro codirectores votaron a favor de mantener las tasas estables, dos lo hicieron por una reducción de 50 puntos básicos y uno por 25 puntos básicos– fue en contravía de las expectativas del mercado y de los analistas. En la tradicional encuesta de Anif entre operadores del mercado, 14 de los 16 consultados habían anticipado una reducción de la tasa de interés en 25 puntos básicos, mientras que apenas dos consideraban que se mantendría inalterada.“La decisión adoptada por la Junta Directiva mantiene una postura cautelosa de la política monetaria que reconoce los riesgos identificados sobre la convergencia de la inflación a la meta”, señaló el comunicado de la entidad.En la rueda de prensa, en la que participaron Germán Ávila, ministro de Hacienda, y el gerente del Banco de la República, Leonardo Villar, quedó en evidencia el malestar del Gobierno. Ávila manifestó su “desacuerdo e incomodidad” con la decisión, y advirtió que se había propuesto una reducción de la tasa para mantener la dinámica en la economía, tras una reducción de la inflación, que ya se ubica en 4,82 por ciento y con una expectativa de llegar a 4,25 por ciento.Por su parte, el presidente Gustavo Petro arreció sus ataques contra el Emisor. Hace unos días, dijo: “El Banco de la República está orinando fuera del tiesto, porque está disminuyendo la liquidez a través de subir la tasa de interés, y si mata la economía, mata el país y mata la vida”, afirmó en uno de los más recientes consejos de ministros televisados.Pero este jueves fue más allá: “Es obvio, el Banco de la República quiere acabar la economía colombiana porque apuesta electoralmente con mucha irresponsabilidad”.¿Por qué no bajaron las tasas? Por una parte, las expectativas de inflación se mantienen por encima de la meta. Las que calculan los analistas están estables, pero las que se derivan de los mercados de deuda pública muestran un comportamiento mixto.Según un informe del área de Investigaciones Económicas del Banco de Bogotá, el Emisor reconoció que en el segundo semestre las ganancias en materia de inflación podrían ser nulas debido a una alta indexación de los arrendamientos y a cierta rigidez en los precios de los servicios.Por otra, aunque la junta destacó que la actividad económica continúa ganando dinamismo, y el equipo técnico del Banco de la República proyecta una expansión del 2,7 por ciento en el segundo semestre del año, gran parte de ese crecimiento se basa en el consumo y, como explicó un análisis del Banco Popular, esto podría generar mayores presiones inflacionarias en los próximos meses y reducir el margen para recortes en la tasa de interés.Además, las condiciones de financiamiento externo del país enfrentan un entorno complejo, de tensiones comerciales globales, elevada incertidumbre por los conflictos en varias regiones del mundo y lenta normalización esperada de la política monetaria en los Estados Unidos. De hecho, apenas horas después de la decisión de la junta, se conocieron las determinaciones en la escalada arancelaria del Gobierno Trump, que sacudieron el viernes los mercados.Y si hubo sorpresa por el lado de la decisión, también hubo otra por el lado de las razones. A diferencia de las advertencias que en otros comunicados ha hecho la junta sobre la situación fiscal, en este no se tocó ese tema, aunque Villar reconoció que es uno de los factores que ha pesado.De acuerdo con un análisis de Bancolombia, a pesar de no ser explícito en el comunicado de esta oportunidad, el Emisor viene advirtiendo sobre el impacto de la situación fiscal en las decisiones de política monetaria. “Nuestro análisis sugiere que la publicación del Presupuesto General de la Nación para 2026 reforzó el fantasma de la incertidumbre fiscal local”, dice, variable con la que coinciden otros analistas.Por ahora, las puertas para que las tasas se reduzcan, cada vez se cierran más y se estima que, en el mejor de los casos, terminarán este año incluso por encima del 8,50 por ciento, cuando hace unos meses se estimaba que estuviera por debajo del 8 por ciento. El panorama sigue siendo incierto.
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