¿De qué partes del mundo vienen los cardenales que elegirán al nuevo papa?

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El cónclave que elegirá al próximo líder de la Iglesia católica en reemplazo del papa Francisco será uno de los más diversos geográficamente en la historia del Vaticano. En total, 133 cardenales electores, de los 135 que tienen derecho a voto, se encerrarán en la Capilla Sixtina para seleccionar al sucesor del papa número 266. Estos cardenales proceden de 71 países, una muestra clara del carácter global que ha adoptado la Iglesia en las últimas décadas.Por continentes, Europa es el más representado, con 53 purpurados, seguido por América con 37 (distribuidos entre 16 norteamericanos, 4 centroamericanos y 17 suramericanos), Asia con 23, África con 18 y Oceanía con 4. Aunque Europa conserva el mayor número de representantes, las cifras revelan un creciente equilibrio regional, que refleja la expansión del catolicismo fuera del Viejo Continente.En América, los 37 cardenales electores se reparten entre 15 países. Estados Unidos encabeza la lista con 9 cardenales, seguido por Brasil con 5, reflejando su gran población católica. Le siguen México y Canadá con 3 cada uno. Argentina cuenta con 2 electores, mientras que Colombia, actualmente solo uno, Luis José Rueda Aparicio, quien tiene derecho a voto. Completan la lista Chile, Perú, Bolivia, Paraguay, Honduras, El Salvador, Cuba, Guatemala y Venezuela, cada uno con un cardenal elector. Esta distribución refleja el peso demográfico y pastoral del continente americano en la Iglesia católica, así como el intento del Vaticano por representar su diversidad regional.El actual Colegio Cardenalicio también destaca por su pluralidad cultural y étnica. Por primera vez en la historia, 12 países cuentan con un cardenal elector autóctono. Entre ellos están Haití, con el cardenal Chibly Langlois; Cabo Verde, con Arlindo Furtado Gomes, y la República Centroafricana, representada por Dieudonné Nzapalainga. También figuran nombres como John Ribat de Papúa Nueva Guinea, Sebastian Francis de Malasia y William Goh de Singapur. De Europa destacan nuevos representantes como Anders Arborelius de Suecia y Ladislav Nemet de Serbia, mientras que Paraguay, Timor Oriental, Luxemburgo y Sudán del Sur completan esta inédita lista.La diversidad también se hace presente en los perfiles personales de los electores. El más joven es Mikola Bychok, de 45 años, originario de Ucrania, pero obispo en Melbourne, Australia. En contraste, el cardenal más anciano con derecho a voto es el español Carlos Osoro Sierra, de 79 años. La mayoría se concentra en edades avanzadas: 13 de los electores nacieron en 1947, lo que indica que tienen 78 años o están por cumplirlos. A pesar de las diferencias generacionales, todos participarán bajo las mismas condiciones en el hermético cónclave.En cuanto a la trayectoria dentro del Colegio Cardenalicio, cinco de los electores fueron nombrados por el papa Juan Pablo II, entre ellos el francés Philippe Barbarin y el ghanés Peter Turkson. Veintidós recibieron el birrete rojo durante el pontificado de Benedicto XVI, mientras que una abrumadora mayoría de 108 fueron creados cardenales por el papa Francisco, lo cual podría tener un peso importante en la elección del próximo pontífice, dado el perfil pastoral y universal que Francisco ha privilegiado.Otro elemento distintivo de este cónclave es la notable presencia de cardenales pertenecientes a órdenes religiosas. En total, 33 electores forman parte de congregaciones, institutos o sociedades de vida apostólica. Los salesianos son los más numerosos con cinco representantes, seguidos por los franciscanos, jesuitas y franciscanos conventuales. También hay miembros de los dominicos, lazaristas, redentoristas, verbitas y otras comunidades como los agustinos, capuchinos, carmelitas descalzos y cistercienses. Más allá de los números, este mosaico geográfico y religioso anticipa un cónclave donde la elección del nuevo papa no solo responderá a criterios doctrinales o institucionales, sino también a la necesidad de representar a una Iglesia cada vez más descentralizada. Aunque los resultados del cónclave son imposibles de predecir, la composición del colegio de electores deja claro que la Iglesia está escuchando voces desde todos los rincones del planeta.Este cónclave, como los anteriores, se llevará a cabo bajo estricta confidencialidad. Solo se sabrá el resultado final, el nombre del cardenal elegido y el nombre papal que adoptará.

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