Para cultivar talentos y fomentar su crecimiento profesional, es crucial implementar estrategias que aborden tanto el desarrollo técnico como personal de los colaboradores. En primer lugar, la capacitación y formación continua son fundamentales. Esto implica ofrecer programas de entrenamiento que cubran habilidades clave como la comunicación, la resolución de problemas, liderazgo y adaptabilidad, utilizando técnicas como simulaciones y role plays para mejorar la capacidad de los colaboradores en situaciones de trabajo reales.