El sueño que se convirtió en pesadilla: la historia de dos hombres que ganaron la lotería y lo perdieron todo

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Ganar la lotería fue para Jack Whittaker y David Lee Edwards e inicio de un sueño dorado: millones de dólares, casas de lujo, autos deportivos y una vida sin preocupaciones.Pero en cuestión de pocos años, ambos pasaron de la opulencia a la ruina.Problemas legales, robos, adicciones y tragedias familiares, convirtieron su fortuna en una pesadilla.Del cielo al infierno: la historia de Andrew Jackson WhittakerEste hombre se convirtió en el ganador individual más grande de la historia de la lotería Powerball, al recibir un premio de más de 314 millones de dólares. Al principio, Whittaker disfrutó de su nueva riqueza: compró propiedades, autos de lujo y realizó generosas donaciones.Pero pronto comenzaron a surgir los problemas, ya que fue víctima de robo en dos ocasiones, perdió grandes sumas de dinero en casinos y clubes nocturnos y enfrentó demandas por cheques rebotados.Estas dificultades financieras se sumaron a tragedias personales, como la muerte de su hija y de su nieta, sin contar con los desgastes de salud que le produjo su propia enfermedad.En el 2006, el millonario se declaró en bancarrota y en el 20230 falleció, a los 72 años, sin haber recuperado la estabilidad económica que alguna vez tuvo, como se relata la historia en Telemundo.Los riesgos de una fortuna repentinaEl caso de Whittaker no es el único que ha pasado a la historia. También está el de David Lee Edwards, un ex convicto de Kentucky, quien ganó 27 millones de dólares en 2001. El Sr. Edwards saltó a la fama nacional en agosto de 2001, al ganar una cuarta parte de un premio mayor de Powerball de 280 millones de dólares. En aquel momento, era el tercer premio de lotería más grande en la historia de Estados Unidos. Optó por un pago único de 41 millones de dólares, quedando en ganancias 27 millones de dólares después de impuestos.La vida de Edwards cambió drásticamente tras ganar: contrajo matrimonio en California con su novia, Shawna Maddux, y emprendió una escalada de gastos extravagantes.Solo en los primeros tres meses ya había gastado cerca de USD 3 millones, y al término del primer año, la suma ascendía a USD 12 millones. Compró múltiples mansiones (una de USD 1.6 millones y otra de USD 600 000, ambas en Palm Beach Gardens, Florida), autos de lujo como un Dodge Viper y un Lamborghini Diablo, un jet privado (LearJet por USD 1.9 millones), además de invertir en negocios fallidos como una empresa de fibra óptica y una compañía de limusinas por unos USD 4.5 millones.La mezcla de despilfarro y adicciones fue devastadora. Edwards y su esposa cayeron en un consumo crónico de drogas, lo que los llevó a múltiples arrestos y contraer hepatitis por el uso de agujas contaminadas, según NTD News. En 2006, solo cinco años después de hacerse millonarios, habían perdido absolutamente todo. Llegaron a vivir en un cobertizo de almacenamiento en extremo abandono. Shawna se divorció de Edwards y se volvió a casar, y él terminó regresando a Kentucky al cuidado de varios familiares.David Lee Edwards falleció en 2013, a los 58 años, en un hospicio, “solo y sin un centavo.

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