Datos biométricos en inmigración: ¿seguridad o invasión a la privacidad?

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Huellas digitales, escaneos faciales, reconocimiento del iris y hasta muestras de ADN, son los datos biométricos que se han convertido en las herramientas claves para los sistemas migratorios modernos.Gobiernos como los de Estados Unidos, afirman que estas tecnologías permiten fortalecer la seguridad nacional, prevenir fraudes y agilizar procesos fronterizos.Sin embargo, detrás de esta promesa de eficiencia surge la pregunta ¿dónde quedan los límites entre la vigilancia legítima y violación a la privacidad?¿Una herramienta de seguridad o de control masivo?La tecnología utilizada en los centros fronterizos buscan reforzar los controles migratorios y prevenir fraudes.De esta forma, se aseguran de que cada visitante a Estados Unidos sea quien dice ser, evitando las suplantaciones y los registros duplicados.Agencias como la US Customs and Border Protection (CBP) utilizan reconocimiento facial en aeropuertos y pasos terrestres, y planean extender la captura de imágenes a todos los ocupantes de vehículos en salidas del país.Además, el nuevo presupuesto aprobado en julio estimula una inversión de aproximadamente US $673 millones en sistemas biométricos, con proveedores como Clearview AI, LexisNexis o Sentrillion The Guardian.Riesgos y preocupaciones éticasDe acuerdo al contexto actual que está atravesando Estados Unidos, defensores de derechos humanos, expertos en tecnología y organizaciones humanitarias, han abierto el debate sobre si la expansión del uso de elementos biométricos es un avance necesario o es una peligrosa forma de control estatal.Fugas, abusos y falta de controlUn informe del inspector general del DHS reveló una brecha en 2019 que expuso 184,000 imágenes faciales de viajeros capturadas por un contratista, ya que 19 de ellas fueron publicadas en la dark web, revelando fallos en la seguridad de datos de a cuerdo a la página Roll Call.Además, existen investigaciones internas por abusos de acceso a bases de datos por parte de agentes de ICE, por uso malintencionado de la información privada, según lo registra Wired.Sesgos y discriminaciónEstudios han demostrado que los sistemas de reconocimiento facial cometen errores significativos con personas negras, asiáticas o mujeres, con tasas de falsos positivos hasta 10 veces superiores respecto a personas blancas.Las poblaciones vulnerablesA menudo se vincula con estigma, vigilancia y criminalización este tipo de registros biométricos.Por lo que es motivo de especial preocupación entre grupos vulnerables, según migration policy.org.Expansión oculta del uso de datosEn algunos países se están trabajando en convenios para intercambiar datos biométricos, lo que para muchos sería un acto riesgoso para los viajeros.Los datos biométricos ofrecen una precisión inigualable para la verificación de identidad y la prevención del fraude migratorio.El riesgo está en el momento en el que se aplican sin los controles adecuados, ya que podría convertirse en un sistema de vigilancia masiva de discriminación y abuso.El desafío para los gobiernos es implementar tecnologías con transparencia y límites legales definidos.

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