Se le agota el tiempo al director técnico argentino Javier Mascherano, puesto que su equipo marcha sexto en la Conferencia Este de la MLS y acumula siete partidos consecutivos sin ganar, un rendimiento es preocupante considerando las altas expectativas que se tenían con su llegada.El desempeño del estratega ha sido fuertemente cuestionado por medios y aficionados, especialmente porque el equipo tiene un valor de mercado cercano a los 70 millones de dólares, según datos de Transfermarkt, y su aporte desde el banquillo no ha estado a la altura de ese potencial.Cabe recordar que el argentino asumió la dirección técnica del Inter de Miami el pasado 26 de noviembre, reemplazando a su compatriota Gerardo ‘Tata’ Martino. Desde entonces, Mascherano ha dirigido 22 partidos, con un balance de 11 victorias, 4 empates y 7 derrotas.También estuvo al frente del equipo durante su participación en la Copa de Campeones de la Concacaf, enfrentando a rivales como:Sporting Kansas City (victoria global 4 a 1)Cavalier SC de Jamaica (victoria global 4 a 0)Los Angeles FC, con quienes perdió el partido de ida 1 a 0, pero remontó con un contundente 3 a 1 en casaY finalmente, Vancouver Whitecaps, que los eliminó en semifinales con un global de 5 a 1Este último rival marcó un antes y un después para el equipo, debido a que desde esa eliminación, el Inter de Miami solamente ha podido ganar un partido de los últimos siete, profundizando la crisis del club y la del técnico.En su partido más reciente, por la Rivalry Week, se enfrentaron a su clásico rival, el Orlando City, en un duelo que podría haber significado un impulso anímico. Sin embargo, el resultado fue demoledor: 3 por 0 a favor de Orlando, lo que dejó a Mascherano aún más cuestionado.En rueda de prensa, el técnico asumió la responsabilidad: “Claramente, el culpable soy yo, y lo vengo diciendo. La única solución es seguir trabajando, tratar de encontrar la vuelta”.Aunque la situación del equipo no es enteramente su culpa, ha tomado decisiones polémicas, como dejar a Federico Redondo en el banquillo o permitir la salida prematura de Luis Suárez, debilitando al plantel.Con figuras de peso como Messi, Busquets, Alba y el propio Suárez, el manejo del vestuario exige experiencia y autoridad, cualidades que Mascherano aún no ha demostrado tener como entrenador. A esto se suma el posible arribo de nuevos refuerzos, que podrían aumentar la presión y los egos en el camerino.Esta no es una situación inédita en su carrera: su paso por la selección argentina sub-20 y sub-23 también dejó más dudas que certezas, sin títulos y con una salida poco decorosa.Todo parece indicar que su continuidad depende del próximo partido frente a Philadelphia Union. Si no logra una victoria, ni siquiera su amistad con la estrella del equipo bastará para sostenerlo en el banquillo. El tiempo corre y el margen de error es mínimo.
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