La banda de falsificadores de billetes tenía medio país como su vitrina. Los delincuentes que lograron tecnificar su forma de elaborar los billetes se propuso, con éxito, traficarlos en Risaralda, Tolima, Cesar, Norte de Santander, Meta, Guaviare, Santander, Valle del Cauca y Arauca, entre otros departamentos; y los enviaban como encomiendas a sus compradores. Se trata de Los del Occidente, una banda que tenía imprenta en Bogotá y Florencia, Caquetá. Desde allí arrancaba la cadena criminal que incluía la obtención de la materia prima, como papel y tintas.