La Asamblea Nacional Constituyente de 1991 había dejado un sistema que aplicaba a cabalidad los pesos y contrapesos en la democracia. La carta política planteaba un balance que permitía que, pese a que Colombia tiene un sistema presidencialista, quien ocupara ese cargo tuviera frenos. Sin embargo, por cuenta de la reelección y de que en el pasado muchos de quienes han estado en la cabeza de estos organismos no han terminado su periodo, hoy el primer mandatario puede gobernar con los suyos.