Gabriel Salazar López

Los actos terroristas de las disidencias de las Farc no cesan. Durante la madrugada de este martes, 8 de julio, un carro bomba explotó en el municipio de Patía, Cauca, donde una mujer murió y dos policías se encuentran gravemente heridos. De acuerdo con las primeras informaciones que se han conocido, el ataque con explosivos sucedió cerca de una instalación policial en El Estrecho. Y es que la onda explosiva causó graves daños en viviendas de la zona y pánico entre los habitantes de este lugar, quienes quedaron aturdidos tras lo ocurrido.

La noche del lunes, 7 de julio, integrantes del Clan del Golfo, atacaron a disparos a un grupo de soldados del Ejército Nacional, adscritos al Batallón de Infantería N.º 32 Pedro Justo Berrío, quienes se desplazaban por el corregimiento La Esperanza, municipio de Cañasgordas, Antioquia. En ese ataque, dos soldados terminaron gravemente heridos, por lo que los trasladaron hasta un centro asistencial cercano, donde fallecieron por la gravedad de las lesiones que recibieron.

Toda una tormenta desató las declaraciones del precandidato presidencial Mauricio Lizcano, mientras estuvo en el Atlántico realizando campaña junto con otros políticos. Una de las voces que le salieron al paso fue la del concejal barranquillero, Estefanel Gutiérrez, le puso freno en seco a Lizcano, tras unas declaraciones que desataron la indignación en la ciudad. Todo comenzó cuando Lizcano afirmó desde la emblemática Plaza de la Paz que “Barranquilla está inundada de la extorsión”, intentando presentar la inseguridad como un problema exclusivo de la capital del Atlántico

Este martes, 8 de julio, la Fiscalía General de la Nación dio a conocer que un juez con funciones de control de garantías envió a prisión a Alberto Antonio Araújo Rivera, quien es acusado de haber participado en el ataque a bala que dejó gravemente herido al periodista Gustavo Chica Álvarez y a su esposa, en San José del Guaviare. “Araújo Rivera habría sido el encargado de contactar al señalado atacante y ofrecerle dos millones de pesos para que ejecutara la acción delincuencial”, dijo la Fiscalía General de la Nación por medio de un comunicado de prensa.

Un macabro atentado con armas largas y cortas fue frustrado por integrantes de la Policía Metropolitana de Barranquilla en un exclusivo sector del norte de la capital del Atlántico. Los uniformados llegaron hasta el barrio La Cumbre, donde lograron la captura de cuatro personas que serían integrantes de las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada de Santa Marta, quienes había llegado desde varias zonas del país para realizar “su misión”.

La inseguridad en Valledupar, Cesar, está completamente desbordada, aunque desde la Policía Metropolitana han desplegado controles en las diferentes zonas, donde los casos de hurto se registran con mayor frecuencia. La nueva víctima mortal de un hecho delincuencial es un integrante de la misma institución encargada de la seguridad en la capital del Cesar. Se trata del intendente Christian Adrián García Ruiz, de 36 años, integrante de la Seccional de Investigación Criminal de la Policía del Cesar, quien recibió varios impactos de bala en medio del robo de su motocicleta.

El secuestro y posterior masacre de ocho evangélicos en Calamar, Guaviare, dejó en evidencia la cruda realidad que vive este departamento del sur de Colombia. La población lleva más de 100 días en medio del recrudecimiento del horror de la guerra, combates entre dos facciones de las disidencias de las Farc comandadas por alias Iván Mordisco y Calarcá, que ahora son enemigos a muerte. Por esta guerra, en la que no han dejado de sonar las balas ningún día, está paralizado todo el departamento: no hay comercio ni tránsito intermunicipal fluido, ni mucho menos clases en varios colegios.

En el barrio La Fe, de Soledad, todo era confusión, miedo y terror. Un sicario vestido completamente de negro habría ingresado hasta la vivienda de los familiares de Otón Alfredo Peralta Estupiñán, un cabecilla de la banda de Los Costeños, y abrió fuego contra los presentes. El ataque fue sin precedentes. Los testigos le aseguraron a la Policía Metropolitana de Barranquilla que escucharon muchos disparos y que las personas corrían de un lado para el otro.