En Cartagena, Bolívar, hay una historia no contada que se repite una y otra vez frente a la inmensidad del mar: jóvenes mujeres desaparecen sin dejar rastro en medio de unas condiciones similares. La ciudad presume seguridad, turismo e historia, pero sobre el paradero de Tatiana, Alejandra, Karina y otras tantas que no han denunciado por temor, es poco lo que dicen.