El atentado contra Miguel Uribe no fue un hecho aislado. Fuentes cercanas a la investigación advierten sobre algo mucho más grave: una estrategia en marcha para desviar la atención de los verdaderos responsables. Se estaría construyendo —presuntamente con apoyo del G2 cubano— un relato fabricado que apunta a una supuesta “mafia extranjera” con base en Miami o Dubai. Una versión conveniente que encaja perfectamente con la narrativa oficial que insiste en culpar a una “extrema derecha internacional” por los hechos recientes.