Tener a un familiar, un amigo o a una persona cercana que afronta alguna enfermedad, no es fácil y la oración se convierte en una poderosa herramienta para fortalecerse en la fe y poner en manos de un ser supremo su recuperación. Para los creyentes pedirle a Dios o al ser divino en el que se cree, que el tratamiento funcione, que ilumine a los médicos para que hagan su trabajo de la mejor manera, para que encuentren las razones de la enfermedad y para que ayuden a aliviar y calmar los dolores del paciente, es una forma de apoyar en esos difíciles momentos.