Al principio de este año, tuve una buena sesión de vino con un excompañero de trabajo, de esos que se ven jóvenes, tienen alma perenne, pero al final ya sienten que se cansaron y necesitan empezar a contar semanas prepensionales. Es joven para pensionarse, pero quizá ya muy curtido en el ambiente corporativo y, a veces, su batería se deteriora.Lo escuché mucho porque esa era mi misión en ese momento.