El gato ha sido, por generaciones, uno de los compañeros más habituales en los hogares del mundo.Con su andar silencioso, su mirada expresiva y su capacidad para establecer rutinas propias, este animal ha desarrollado una relación singular con los seres humanos.A lo largo del tiempo, sus gestos: como restregar la cabeza, emitir maullidos suaves o frotar su cuerpo contra las piernas, estas se han interpretado como muestras de afecto, aunque en realidad, muchas de sus intenciones continúan siendo un enigma.La posibilidad de comprender exactamente lo que piensa o siente un felino ha sido, dura