Entre los hábitos más comunes entre usuarios de smartphones, uno de los más difundidos es cerrar manualmente las aplicaciones que no se están utilizando, bajo la idea de que esto contribuye a prolongar la duración de la batería. Este consejo, que ha circulado por años, sostiene que las herramientas abiertas en segundo plano siguen consumiendo recursos y energía, por lo que lo mejor sería cerrarlas de forma regular.