Cristina Castro

SEMANA: Usted es, desde Washington, uno de los mayores conocedores de Colombia. ¿Por qué nos conoce tanto?Michael Shifter: Fui por primera vez en el año 75 para estudiar Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en la universidad, y viví con una familia colombiana en Bogotá. He estado muchas veces en Colombia con mis trabajos en Diálogo Interamericano, la Fundación Ford y con todo el proceso del Plan Colombia. Tengo enorme afecto por el país y su gente. Nunca he pasado un mal tiempo allá.

Recorrer las calles de Bogotá y sentir el miedo impregnado en el aire, ver cada segundo por la ventana con un pánico tenaz cuando una motocicleta o una persona se acerca, es un recordatorio constante de lo que Colombia no ha logrado superar. Ese miedo, que no discrimina entre zonas urbanas o rurales, entre estratos altos o bajos, no es otra cosa que la manifestación más dolorosa de nuestra fragilidad como país.

El presidente Petro confirmó en un trino que piensa decretar dos estados excepcionales: la conmoción interior y la emergencia económica. Lo hizo en respuesta a otra publicación y no entregó muchos detalles sobre los alcances de la medida. La decisión se hace pública en medio de los graves hechos de violencia que se viven en la región del Catatumbo, con más de 100 muertos y 5.000 desplazados.“Habla de los otros pero se refiere a sí mismo. Han perdido la inteligencia. La revolución solo se puede hacer con el pueblo y sin violencia.

El ex fiscal Francisco Barbosa criticó duramente al ministro de Defensa, Iván Velásquez, por su papel en la ola de violencia que se vive en el Catatumbo. En la región, van más de 100 muertos y 5.000 desplazados por los enfrentamientos entre los grupos armados que tienen control en la zona.Barbosa compartió unas declaraciones del ministro en las que él cuenta el dolor que el ELN ha causado en la población. “Esto es vergonzoso. Se sorprende de los delitos de lesa humanidad que causa el ELN cuando usted como ministro es responsable político de lo que está ocurriendo.

El crimen de Miguel Ángel López, su esposa y su bebé de nueve meses es de los más macabros que se han cometido en los últimos años en el país. López, dueño de la funeraria San Miguel de Tibú, conocía como pocos el dolor de la muerte, que azota sin misericordia y de manera recurrente esas tierras. Se podría decir que era un experto en esos finales de la vida abruptos e injustos que causa la violencia en que los grupos armados tienen sumido al Catatumbo desde hace años.López se sentía orgulloso de su trabajo que había permitido darle santa sepultura a más de 500 víctimas de la guerra.

“La pandemia dio al traste con los planes de todos, también con los míos: hubo que saltarse algunas citas, otras se mantuvieron «a distancia», los viajes apostólicos se pospusieron. Pero en cuanto se abrió un resquicio hubo uno al que no quise renunciar: el viaje a Irak, la tierra de los dos ríos, la patria de Abraham. Encontrarme con aquella Iglesia mártir, con aquel pueblo que tanto había sufrido.

En el análisis del profesor Daniel Mejía sobre lo que viene para Colombia en la era Trump hay varias gráficas que impactan. Pero una en particular llama la atención. El prestigioso académico y exsecretario de seguridad de Bogotá hizo un texto para SEMANA en el que presenta con datos el colapso en la lucha contra los cultivos ilícitos.“Cuando se analizan las cifras recientes publicadas por el Gobierno en materia de lucha antidrogas durante la administración Petro, la situación es aún más preocupante.