Ubicado a sólo 133 kilómetros de Villavicencio y a 220 de Bogotá, Mesetas se ha consolidado como un destino obligado tanto para turistas nacionales como internacionales. Su apodo no es casual: es el municipio con más escenarios turísticos activos y con el mayor crecimiento empresarial de la región.
En 2017 apenas contaba con tres empresarios registrados en el Registro Nacional de Turismo (RNT); hoy, en 2025, ya son 45. Este auge ha sido impulsado por actividades como el rafting en el cañón del río Güejar, tubing en el río Cafre, senderismo hacia más de 25 cascadas y el avistamiento de cerca de 800 especies de aves —según la guía del ornitólogo Fernando Ayerbe, publicada recientemente con apoyo del PNUD.
Mesetas es el corazón que bombea economía, trabajo y vida a la Serranía de la Macarena. Su oferta turística está conectada con otros municipios como Lejanías, con sus Piscinas del Güejar; Uribe, con el majestuoso río Guape; San Juan de Arama, con el cañón del Güejar y la cascada Santo Domingo (de casi 120 metros de altura); y Vistahermosa, con los Saltos de Sardinata (de más de 700 metros escalonados) y la cascada Caño Unión. Todos forman una gran arteria de desarrollo económico, cultural, ambiental y turístico, que busca proteger y visibilizar la riqueza natural de la región.
Este es el punto de partida para una historia de naturaleza y aventura por la Orinoquia colombiana, recorriendo ríos, montañas, valles, cascadas y cañones.
Más allá del joropo y la carne a la llanera
Quien no conoce el Meta suele pensar en joropo, carne asada y cabalgatas. Pero hay mucho más. Lugares mágicos, desconocidos incluso para expertos en turismo de aventura y naturaleza, comienzan a abrirse paso. Ya no solo se habla de Caño Cristales: el río Güejar y el cañón del Guape se posicionan como nuevos referentes del ecoturismo en la región.
Cerca de Mesetas hay verdaderos paraísos ocultos. Hermosos, accesibles y variados según el tipo de experiencia que se busque: desde conexión tranquila con la naturaleza hasta emociones cargadas de adrenalina.
Mesetas es el corazón que bombea economía, trabajo y vida a la Serranía de la Macarena
Rumbo al corazón de la Sierra
Partimos desde Villavicencio a las 5:30 a.m. con maleta para tres días y dos noches. Lo indispensable: zapatos con buen agarre (no blancos, por favor), camisetas de secado rápido, shorts o pantalones cómodos para mojarse, gafas, gorro, bloqueador solar ecológico, bolsas para ropa mojada o basura, y una buena cámara o GoPro.
La parada del desayuno es tradición: en San Martín de los Llanos, en el restaurante El Caporal, se puede elegir entre huevos rancheros, caldo de costilla, carne sudada o picado, siempre con la obligatoria arepa de arroz. Luego se sigue por el Alto de la Bodega en Granada, el Indio Acostado de San Juan de Arama, y alrededor de las 8:30 a.m. se llega a Mesetas.
Una vez en el pueblo, se diligencian los formularios de responsabilidad, se asignan guías y vehículos. En esta ocasión, se puede usar vehículo propio, ya que el lugar cuenta con parqueadero.
Visitar esta cascada es sumergirse en un lugar poco conocido, bien cuidado, lejos de las multitudes, acompañado por personas comprometidas con su protección. Es apenas el comienzo de una ruta de naturaleza y aventura que aún tiene mucho por contar.
Sendero Ecológico a la Cascada El Gobernador
A tan solo 17 minutos del casco urbano de Mesetas está el Sendero Ecológico a la Cascada El Gobernador. El acceso incluye 9 kilómetros de vía pavimentada gracias al Batallón de Ingenieros Militares, más 2 kilómetros en carretera destapada, pero en buenas condiciones hasta el parqueadero de don Pablito Suárez, quien se sumó al proyecto turístico.
Desde allí, hacemos una breve parada donde doña Dila Flor, quien nos vende agua fresca para rellenar nuestras botellas. A 50 metros empieza el recorrido, bien señalizado y dividido en tres tramos: primero, un bosque transitorio donde es posible ver ardillas, aves y otros animales silvestres. Luego, el Valle del Gobernador, un tramo de 1 km a cielo abierto donde es obligatorio usar bloqueador.
Por último, se cruza la finca La Primavera, de Numael Camacho, con quien se estableció un acuerdo de conservación ambiental. Aquí atravesamos un arroyo, ayudados por una cuerda en época de lluvias, y llegamos al Pozo del Turista, ideal para un primer baño antes de continuar el descenso.
La cascada El Gobernador tiene una caída de 23 metros, una poceta natural de 25 metros cuadrados y varios puntos para tomar fotografías, incluso detrás de la cortina de agua. Está sujeta a un acuerdo de capacidad de carga: máximo 45 personas al día, sin plásticos ni basura. Los refrigerios que se ofrecen son frutas, productos locales como quesadillas, yogurt y café.
Visitar esta cascada es sumergirse en un lugar poco conocido, bien cuidado, lejos de las multitudes, acompañado por personas comprometidas con su protección. Es apenas el comienzo de una ruta de naturaleza y aventura que aún tiene mucho por contar. Pero esa… es otra historia.