La violencia de género ya no ocurre únicamente en espacios físicos. Hoy también se extiende al mundo digital, donde redes sociales, aplicaciones de mensajería, plataformas de estudio o de trabajo se han convertido en escenarios en los que muchas mujeres, niñas y personas con diferentes identidades enfrentan acoso, control y manipulación.
Los datos son claros y preocupantes. El Fondo de Población de las Naciones Unidas junto con The Economist señalan que el 85 % de las mujeres en el mundo han sufrido o presenciado algún tipo de violencia digital. En Colombia, según el Ranking PAR, presentado al Ministerio TIC, seis de cada diez mujeres han vivido situaciones de acoso en línea.
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Para dar respuesta a esta realidad, el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones creó el programa Ciberpaz 2025. La iniciativa combina espacios presenciales y virtuales para ofrecer herramientas que ayuden a prevenir estas violencias y acompañar a las mujeres en su protección digital.
Cinco formas comunes de violencia digital
- Cibercontrol
Se da cuando una pareja o expareja utiliza la tecnología para vigilar lo que la otra persona hace en internet: exigir contraseñas, revisar conversaciones privadas o decidir qué se publica en redes sociales. Aunque comienza en lo digital, muchas veces termina siendo también violencia psicológica o física. - Difamación
Consiste en difundir información falsa o manipulada, como imágenes y videos, con la intención de dañar la reputación o humillar a alguien. Este tipo de agresión suele enfocarse en aspectos íntimos o personales de la víctima. - Ciberacoso o ciberstalkeo
Es el seguimiento insistente y no deseado a través de redes sociales, correos o mensajes. El hecho de recibir constantemente este tipo de hostigamiento provoca miedo, ansiedad e incluso puede convertirse en una amenaza directa a la seguridad. - Explotación sexual facilitada por tecnologías
Incluye delitos como la trata con fines sexuales o la difusión de imágenes íntimas sin consentimiento. Estas prácticas tienen consecuencias legales, sociales y emocionales muy fuertes para quienes las padecen. - Suplantación de identidad
Implica crear perfiles falsos para hacerse pasar por otra persona, vigilarla o dañar su entorno personal y profesional. Muchas veces está relacionada con el cibercontrol y deja secuelas psicológicas importantes.
Existen dos pasos clave:
- Guardar evidencias, como capturas de pantalla, mensajes o correos que puedan servir como prueba.
- Buscar apoyo en instituciones y organizaciones especializadas, que ofrecen acompañamiento a víctimas de violencia de género y espacios de orientación para quienes desean reconocer y cambiar conductas de control o agresión en línea.
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Construir entornos digitales seguros requiere del compromiso de toda la sociedad. La prevención, el acompañamiento y la educación digital son claves para reducir estas violencias y promover relaciones más sanas y libres de control.