5 consejos para prevenir caídas en adultos mayores

Las caídas en personas mayores de 65 años representan un problema creciente de salud pública en Colombia y en el mundo. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se registran más de 37 millones de caídas que requieren atención médica, y los adultos mayores son los más afectados.

Con lo anterior, profesionales en enfermería advierten que muchas de estas situaciones pueden evitarse con acciones simples desde el entorno doméstico.

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Image removed.El hogar: un lugar de cuidado que también puede representar riesgos

Aunque el hogar debería ser un espacio seguro, en la práctica es donde ocurren la mayoría de las caídas en adultos mayores.  

En Colombia, el avance del envejecimiento poblacional hace urgente implementar medidas de prevención en el hogar y en los espacios de cuidado.

¿Cómo evitar las caídas en los adultos mayores?

Mónica Margarita Barón Castro, docente del programa de Enfermería de Areandina Pereira, advierte que una caída no siempre es un accidente aislado. En muchos casos, es el resultado de múltiples factores acumulados, como la pérdida de fuerza, las alteraciones neurológicas y las condiciones del entorno. Por ello, insiste en que la prevención debe ser constante y comenzar desde casa.

  • Identificar y eliminar riesgos en el entorno

Uno de los principales enfoques desde la enfermería es la adaptación del entorno físico. Pequeños cambios pueden reducir significativamente la probabilidad de caídas. Algunas recomendaciones clave incluyen:

  • Retirar alfombras sueltas o deslizantes.
  • Instalar pasamanos en corredores y baños.
  • Reorganizar los muebles para facilitar la movilidad.
  • Asegurar una iluminación adecuada en todas las áreas del hogar.
  • Utilizar superficies antideslizantes en zonas húmedas como la ducha.

Estos ajustes no requieren grandes gastos, pero sí una visión funcional del hogar, priorizando la seguridad sobre la estética.

  • Promover la actividad física regular y adaptada

La movilidad es un factor clave en la prevención. La actividad física controlada, adecuada a las capacidades del adulto mayor, ayuda a fortalecer músculos y mejorar el equilibrio. Ejercicios sencillos como caminar en línea recta, ponerse de puntillas, levantarse sin apoyo o mantener el equilibrio en una sola pierna pueden marcar la diferencia.

Estas rutinas deben realizarse con supervisión y orientación profesional para garantizar que sean seguras y efectivas.

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  • Evaluar el uso de medicamentos y condiciones médicas

El uso de varios medicamentos al mismo tiempo puede generar efectos secundarios como mareo o pérdida del equilibrio. A esto se suman problemas de visión, presión arterial inestable o enfermedades neurológicas. 

Por ello, los profesionales en enfermería cumplen un papel clave al revisar los tratamientos médicos, identificar interacciones perjudiciales y acompañar en la toma de decisiones clínicas.

  • Involucrar a la familia y cuidadores en la prevención

La prevención de caídas no es responsabilidad exclusiva del adulto mayor. La familia y los cuidadores cumplen un rol fundamental al mantener el entorno libre de obstáculos, fomentar hábitos seguros y acompañar la rutina diaria.  

La educación en el hogar sobre cómo prevenir accidentes es una herramienta esencial, y los profesionales en enfermería pueden brindar orientación directa en este proceso. 

  • ¿Qué hacer si ocurre una caída?

Cuando una caída sucede, es importante actuar con prudencia. Se recomienda no mover al adulto mayor si hay dolor intenso, sangrado o signos de fractura. Lo más indicado es solicitar atención médica y, posteriormente, analizar las causas del accidente para evitar que se repita.

Cada caída debe entenderse como una señal de advertencia que exige revisar el entorno, las rutinas y las condiciones físicas de la persona afectada.

La prevención de caídas en adultos mayores debe abordarse de forma integral. Adaptar el hogar, fomentar el movimiento, monitorear los tratamientos médicos y contar con la orientación de profesionales en enfermería son pilares fundamentales para lograr un envejecimiento activo y seguro.

Tal como lo afirma la docente de Areandina, cada acción preventiva suma, y el objetivo final es mantener la autonomía y el bienestar de las personas mayores dentro de sus propios hogares.

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