Un macabro caso de abuso sexual y violencia de género tiene consternados a los vecinos de la vereda El Chilco, en zona rural del municipio de El Peñol, Oriente antioqueño.
Según el reporte de las autoridades policiales que atendieron el caso, el crimen ocurrió después de las 8:00 p.m. del pasado sábado 26 de abril, cuando en la mencionada vereda se fue la luz.
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En medio de la oscuridad, un hombre, quien según la víctima era aparentemente miembro de una familia vecina conocida, tumbó la puerta de la vivienda, y preguntó por otra familiar que a veces acompaña a esta mujer.
Pero al no encontrarla, se ensañó con ella y la agredió física, verbal y sexualmente, la torturó varias veces, amenazándola con fuego, con cuchillos, con un machete y hasta obligándola a cambiarse de ropa, hasta aproximadamente a las 3:00 de la madrugada.
A esa hora de la madrugada, y después de causarle una herida con cuchillo en el cuello, que la hizo sangrar aparatosamente, la mujer no tuvo más escapatoria que fingir su muerte, para que el agresor se detuviera. Aguantó la respiración lo que más pudo y, minutos después, efectivamente el agresor se fue.
Minutos más tarde, cuando pudo recobrar algo de fuerzas, la mujer consiguió un celular y pidió auxilio. A su vivienda llegaron los bomberos del municipio, quienes la trasladaron al hospital, primero de El Peñol, y luego de Rionegro, donde avanza en su recuperación.Lea aquí: El difícil relato de colombianas que secuestraron en México para estar con mafiosos: “Nos iban a matar”
La mujer, que había sido ahorcada brutalmente en varias ocasiones, tenía heridas en varias partes del cuerpo, pero principalmente en el cuello. Al parecer, el hombre no tenía ninguna intención de robar, pues no se llevó las joyas ni el dinero que tenía la mujer. Ni siquiera su celular.
Todo esto ocurrió al interior de la vivienda, donde la víctima pasaba buena parte del tiempo que repartía entre Medellín y El Peñol, donde recibía frecuentemente la visita de sus hijas y sobrinas.
Este macabro hecho tiene en estado de pánico, no solo a los vecinos, acostumbrados a la tranquilidad de la vereda, también a los familiares de la víctima, que temen acercarse a recoger sus pertenencias y a reconocer la escena del crimen.
Y es que el criminal sigue libre, por lo que los familiares prefieren el anonimato y piden celeridad a las autoridades para que lo capturen lo más pronto posible antes de que deje más víctimas a su paso.Siga leyendo: El drama de la mujer que dice haber quedado embarazada tras abusos de guardias del Inpec