Un proyecto que transforma la nutrición y la educación en La Guajira

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La sostenibilidad no solo se mide en cifras ambientales, también en el impacto social que logran las empresas cuando deciden poner sus capacidades al servicio de las comunidades. Así lo entiende Challenger, que desde su enfoque en responsabilidad social desarrolla el proyecto Polochy en La Guajira, un territorio que enfrenta grandes desafíos en materia de nutrición, educación e infraestructura.“Yo hago parte de una compañía con un ADN que viene desde el fundador”, afirma Mariana García Herrera, directora de Sostenibilidad y Responsabilidad Social Corporativa de Challenger, quien lidera este proyecto junto a las organizaciones Soy Territorio y Ecotexto.El objetivo es claro: llegar a zonas apartadas de Colombia con soluciones que combinen la experiencia empresarial con las necesidades reales de la población. En el municipio de Manaure, la comunidad Wayuu de Polochy recibe el acompañamiento de esta iniciativa que incluye la construcción de cocinas, aulas múltiples y espacios escolares para estimular la nutrición y la educación de más de 800 niños.“La Guajira es uno de los territorios más necesitados, y desde ahí tomamos la decisión de usar nuestra fortaleza en la elaboración de estufas y cocinas para acompañar las necesidades de la comunidad”, explica García Herrera.El proyecto, que inició en 2021 con una intervención pequeña, está a punto de inaugurar una infraestructura de más de 250 metros cuadrados, donde se integran soluciones sociales y ambientales. En este proceso, la participación de la propia comunidad Wayuu ha sido fundamental, generando empleo y apropiación local.La logística no ha estado exenta de retos. “La Guajira es una zona desértica, lo que implica un reto importante en términos de clima y operatividad. Sin embargo, logramos incorporar a la comunidad en la construcción, generando empleo y fortaleciendo el proceso”, añade García Herrera.Más allá de la Guajira, la ambición del proyecto es escalar su impacto. Challenger busca replicar esta experiencia en otros territorios del país, demostrando que la sostenibilidad empresarial también significa tender puentes con las comunidades más vulnerables.“El alcance que queremos dar es a nivel nacional. Queremos llegar con nuestro conocimiento alrededor de las cocinas y de la importancia de cómo desde nuestro hacer podemos compartir y hacer país”, concluye la directora.Con esta apuesta, Challenger reafirma que la sostenibilidad no es un concepto abstracto, sino una práctica tangible que transforma vidas y aporta a la construcción de un país más equitativo.

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