Con un espectáculo monumental en la Plaza Cultural La Santamaría, empieza la primera Bienal Internacional de Arte de Bogotá

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Arte y Teatro

Con un espectáculo monumental en la Plaza Cultural La Santamaría, empieza la primera Bienal Internacional de Arte de Bogotá

Sofía Gómez

18 de septiembre 2025 , 05:03 p. m.

18 de septiembre 2025 , 05:05 p. m.

Con un espectáculo monumental en la Plaza Cultural La Santamaría, empieza la primera Bienal Internacional de Arte de Bogotá

La cita es el sábado 20 de septiembre, desde las 6 p. m., con entrada libre. Hablamos con la mexicana Amaranta Almaraz, una de las artistas invitadas.

Sofía Gómez

'Latido de la Tierra' es el nombre de las esculturas textiles, de 8 metros de altura, que reposan en el centro de la Plaza Cultural La Santamaría, en el centro de Bogotá. Han llegado desde Ciudad de México para narrar una historia ancestral, a través de un relato que sabe a pasado y que tiene la fuerza femenina impresa en cada puntada. Son las protagonistas del espectáculo central que se articula en 'La casa común', la experiencia inmersiva con la que se inaugura la primera Bienal Internacional de Arte y Ciudad BOG25, este sábado 20 de septiembre.

Detrás del monumental montaje están la artista y diseñadora industrial Amaranta Almaraz y su colectivo Nuuch, integrado por mujeres. Ella es una de las escogidas por la Secretaría de Cultura de Ciudad de México para representar a esa capital, que es la invitada de honor en esta primera edición de la BOG25.

"Es muy especial porque esta instalación no solo es un objeto artístico: es una experiencia. Invita al espectador a entrar en un viaje ancestral, a encontrarse con la memoria de la tierra y con la fuerza de lo femenino. Creo que ver a estas figuras monumentales cobrar vida en Bogotá es un gesto de unión entre territorios, como si la memoria de nuestras ancestras se entrelazara para guiarnos en un mismo pulso", contó Amaranta en una entrevista con EL TIEMPO.

La artista mexicana Amaranta Almaraz, invitada a la BOG25.
Cortesía Bienal Internacional de Arte de Bogotá

El hecho de que cinco mujeres de distintas disciplinas artísticas hayan sido las escogidas por la Secretaría de Cultura de la CDMX para representar a la ciudad es muy significativo, no solamente desde el punto de vista de género y violencia machista, sino porque este año la Ciudad de México está celebrando los 700 años de la fundación de Tenochtitlan. y esa celebración es uno de los ejes temáticos de la delegación mexicana y una inspiración para la escultura monumental en la plaza La Santamaría.

Además de Amaranta, también representarán a Ciudad de México, las artistas plásticas Mónica Mayer, Pilar Cárdenas - Fusca, y Yunuen Díaz, y la DJ Ali Gua Gua, la 'Jarochilanga', que presentará su proyecto 'Cumbia ciudad'. Sus nombres se suman a los de cuatro artistas mexicanos más -seleccionados por los curadores de la bienal- que también tendrán sus obras en Bogotá: Pía Camil, Naomi Rincón Gallardo, Jorge Méndez Blake y Héctor Zamora.

A las 6 de la tarde del sábado, la Santamaría se convertirá en una maloca luminosa que albergará 'La casa común' que contará con la intervención musical de la reconocida DJ Ali Gua Gua; la Orquesta Filarmónica de Mujeres interpretará la pieza inédita de la compositora Ana María Romano G.; las compañías de artes escénicas Mapa Teatro y La Ventana Producciones tendrán su momentos; y las agrupaciones musicales Savan, Ghetto Soundsystem y Nación Ekeko completarán el grupo artístico que acompañará la presentación de 'Latido de la tierra' (una obra que permanecerá en el recinto después de la inauguración, disponible para el público hasta el 14 de octubre). El evento es organizado por la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte de Bogotá y Sonic Design. La entrada es libre hasta completar el aforo.

La inauguración de la bienal será el sábado 20 de septiembre, desde las 6 p. m . en la Santamaría.
Cortesía Bienal Internacional de Arte de Bogotá

Sobre lo que será la primera presentación de 'Latido de la tierra', conversamos con Amaranta Almaraz, que contó las dificultades, retos e importancia de un montaje de esta envergadura, de los que ella y su colectivo artístico son especialistas (como la dirección artística de la Mega Ofrenda Monumental del Zócalo, en 2022).

¿Qué emoción le despierta el hecho de que las representantes artísticas de Ciudad de México en la bienal de Bogotá sean mujeres?

Para mí es profundamente simbólico. Venimos de una sociedad que sigue siendo muy desigual y machista, y el hecho de que cinco mujeres estemos representando a México en una plataforma como la Bienal es un gesto esperanzador. No solo se trata de mostrar nuestro trabajo, sino de abrir camino a que más mujeres puedan ocupar estos espacios, ser vistas y escuchadas. Siento orgullo, pero también una gran responsabilidad de llevar con nosotras las voces de quienes han sido invisibilizadas.

¿Cuáles son los retos artísticos y logísticos de una instalación de figuras enormes como esa que veremos en la Santamaría? ¿Cuáles son las condiciones mínimas y cuánto tiempo tarda la instalación?

El reto mayor es la escala. Estamos hablando de esculturas monumentales que requieren un trabajo minucioso desde la planeación, los materiales, la estructura, hasta la forma en que se transportan e instalan. Es un proceso que toma meses de trabajo en el taller y varios días en montaje. La desinstalación también requiere cuidado, porque no queremos que las piezas pierdan su fuerza ni su integridad. Todo esto solo es posible gracias a la coordinación de un equipo comprometido.

La plaza cultural La Santamaría se convertirá en una maloca gigantesca.
Cortesía Bienal Internacional de Arte de Bogotá

La memoria de los ancestros y los elementos sacros son parte fundamental de su obra. ¿Por qué los escogió como su hoja de ruta en el arte?

Porque son mi raíz. En la memoria de nuestros ancestros está guardada una sabiduría que necesitamos recuperar. Los elementos sagrados como el agua, la tierra, el fuego y el aire no son símbolos abstractos: son fuerzas vivas que nos sostienen. Elegí este camino porque siento que el arte tiene que reconectarnos con lo esencial, con lo que nos recuerda quiénes somos y hacia dónde vamos.

Colombia y México comparten muchas tradiciones y costumbres, pero no hay duda de que es muy distinta la forma en que nuestras culturas se aproximan a la muerte. Hábleme un poco de la influencia de la muerte en su obra.

La muerte es un eje profundo de mi trabajo. En México la vemos como un ciclo, un tránsito acompañado de rituales que celebran la vida y la memoria. En Colombia, percibo una relación más marcada por el dolor y la violencia histórica, pero también una enorme resiliencia. Para mí, llevar 'Latido de la Tierra' es tender un puente: mostrar cómo el rito y la creación artística pueden transformar el miedo en encuentro, y la ausencia en memoria viva.

El colectivo Nuuch está integrado solamente por mujeres, quisiera preguntarle por el trabajo al interior del grupo.

Es un proceso muy colectivo y sensible. Cada figura monumental implica una gran cantidad de trabajo: desde decidir el diseño, bordar, coser, tejer, rellenar, pintar… nada se hace en soledad. Trabajamos en confianza, sabiendo que cada mano suma, y que lo más importante es la coordinación y el respeto mutuo. Nos interesa también que el proceso sea un espacio de cuidado y no solo de producción, porque creemos que ese espíritu se refleja en la obra final.

Es la primera vez que se verá el espectáculo 'Latido de la Tierra'.
Cortesía Bienal Internacional de Arte de Bogotá

¿Qué viene ahora en su trabajo? ¿'Latido de la Tierra' se verá en otras partes?

Me encantaría que 'Latido de la Tierra' pudiera viajar a otros lugares, porque siento que la obra va creciendo con cada territorio al que llega. Después de Bogotá me interesa seguir trabajando con la idea de cuerpos monumentales y memoria ancestral, pero adaptándolo a distintos contextos, ya sea en México o en otras partes del mundo.

¿Cuál es la importancia de que una ciudad tenga su propia bienal de arte?

Una bienal es un espacio de encuentro y reflexión. Le da a una ciudad la posibilidad de dialogar con el mundo desde el arte, de mostrar su identidad y también de cuestionarla. En un tiempo en el que todo parece fragmentado, una bienal crea comunidad: nos reúne para pensar y sentir juntos. Para mí, que Bogotá tenga su propia bienal significa abrir un espacio para nuevas narrativas, y eso siempre es fundamental.

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