El acceso al agua potable es un derecho esencial. Según el Reglamento Técnico del Sector de Agua Potable y Saneamiento Básico (RAS), cada persona necesita 140 litros de agua al día, lo que equivale a 560 litros para un hogar promedio de cuatro integrantes. Esa es la misión que Aqualia cumple en Córdoba, donde opera sistemas regionales y municipales que abastecen a familias de Cereté, San Carlos, Ciénaga de Oro, Sahagún, Planeta Rica, San Antero, Lorica, Purísima, Momil, Tuchín, Chimá y San Andrés de Sotavento.Tan solo el sistema regional de acueducto Lorica – Bajo Sinú produce más de 38.000 metros cúbicos diarios, volumen suficiente para cubrir la demanda de sus 25.000 usuarios. Sin embargo, el servicio enfrenta varios desafíos: la obsolescencia de las infraestructuras por la falta de inversión en los últimos 40 años y el fraude en las conexiones. En lo corrido del año se han detectado 400 conexiones irregulares que desvían agua potable desde la línea de conducción hacia establecimientos comerciales, fincas y viviendas.“Hemos identificado, por ejemplo, centros recreacionales conectados ilegalmente a la red, consumiendo sin control el agua que debería llegar a San Andrés de Sotavento. Para enfrentar esta situación implementamos un plan de detección de pérdidas que combina tecnología, soluciones técnicas y trabajo social. El proceso comienza con el diálogo hasta lograr la normalización de los usuarios, mediante instalaciones seguras y micromedidores”, señaló Óscar Gómez, gerente de Aqualia en Córdoba.Desafíos comunes en los sistemasLa situación no es exclusiva del Bajo Sinú. En todos los sistemas se presentan retos similares. Aqualia opera en Córdoba más de 1.000 kilómetros de tuberías que han cumplido su vida útil con más de 30 años de uso, lo que incrementa la vulnerabilidad de la infraestructura.Frente a este panorama, desde que asumió la operación, la compañía impulsa proyectos de modernización que empiezan a dar frutos. Un ejemplo es la inversión de 33.000 millones de pesos en Lorica para optimizar redes internas, renovar estaciones de bombeo y ampliar la cobertura a 60.000 habitantes. De esa suma, Aqualia aporta 8.000 millones, la Gobernación 19.000 y el municipio más de 5.000.“Este es un ejemplo de cómo la articulación entre autoridades locales y operadores da resultados. En Aqualia sabemos que aún hay retos por superar y trabajamos para afrontarlos. Nuestro propósito es sumar esfuerzos para lograr que la transformación de los sistemas de acueducto y alcantarillado sea visible, sostenible y, sobre todo, beneficiosa para los usuarios, que son nuestra razón de ser”, afirmó el gerente.Recaudo, el otro retoDe los 90.000 usuarios atendidos, solo cerca de 42.000 pagan puntualmente. Para fortalecer la cultura de pago, Aqualia lanzó políticas con alternativas de pago para ayudar a quienes acumulan deudas en la factura. Al mismo tiempo, consolidó programas de pedagogía como la Escuela del Agua, en la que los usuarios aprenden a interpretar sus consumos, denunciar fraudes y hacer uso eficiente del agua.Gracias a su experiencia en 18 países, Aqualia aporta conocimiento, innovación y mejores prácticas internacionales a la gestión del agua en Colombia. Esta labor se respalda con certificaciones internacionales en calidad, seguridad y salud en el trabajo (ISO 9001 e ISO 45001). Este año fue reconocida por ANDESCO con el Premio al Entorno Colaboradores por su programa de bienestar BeAqualia, además de recibir menciones especiales por su liderazgo en sostenibilidad e innovación en la gestión integral del agua. *Contenido elaborado con apoyo de Aqualia
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