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Crisis de la Ciénaga Grande por planta invasora exige intervención urgente del Gobierno Nacional; Nueva Venecia teme un nuevo desplazamiento masivo
Roger Urieles
27 de agosto 2025 , 04:00 p. m.
27 de agosto 2025 , 04:00 p. m.
Crisis de la Ciénaga Grande por planta invasora exige intervención urgente del Gobierno Nacional; Nueva Venecia teme un nuevo desplazamiento masivo
La invasión de la planta asiática Hydrilla verticillata pone en riesgo la pesca artesanal, la biodiversidad y la permanencia de comunidades enteras.
Roger Urieles
A finales de 2024, los pescadores de la Ciénaga Grande de Santa Marta comenzaron a notar un vegetal extraño flotando en sus aguas. En principio, no imaginaron que se trataba de una amenaza. Lo confundieron con una simple alga. Sin embargo, lo que parecía inofensivo se convirtió en un enemigo silencioso: la Hydrilla verticillata, conocida como “Rabo de Caballo”, una planta acuática invasora originaria del sudeste asiático y considerada una de las más agresivas del mundo.
En mayo de 2025, los habitantes de Nueva Venecia, un pueblo palafito incrustado en medio de este complejo lagunar, dieron la voz de alarma. El agua dejó de circular normalmente, comenzaron los estancamientos y con ellos llegaron los olores fétidos y los cambios en la coloración del agua.
“Creíamos que se trataba de una alga inofensiva, pero al ver que cada vez nos rodea y ahoga el ecosistema nos damos cuenta que esto es muy grave y lo peor, no vislumbramos una solución”, confesó Alydis Jiménez, una moradora de Nueva Venecia.
En Nueva Venecia crece el temor de un nuevo desplazamiento masivo, ahora por una amenaza ambiental.
Roger Urieles
El diagnóstico: un ecosistema en deterioro
La Corporación Autónoma Regional del Magdalena (Corpamag) acudió al llamado y confirmó las sospechas: se trataba de Hydrilla verticillata. Las muestras de agua revelaron altos niveles de coliformes, deficiencia de oxígeno y una excesiva demanda bioquímica de oxígeno. Esto significa que el ecosistema perdió su capacidad natural de recuperación.
Aunque no se ha registrado una mortandad masiva de peces, como se temía al inicio, los indicadores confirman que la Ciénaga se encuentra en deterioro. Desde drones se observa la magnitud del problema: grandes extensiones de agua cubiertas por densos mantos de la planta invasora.
En el sector de Nueva Venecia, en la Ciénaga de Pajarales, Corpamag estima que más de 700 hectáreas de espejo de agua ya están cubiertas por esta especie, afectando directamente la biodiversidad, la pesca artesanal y la seguridad alimentaria de las comunidades palafíticas.
El miedo de los palafitos
Para los habitantes de Nueva Venecia, el panorama es desolador. A la crisis ambiental se suma la incertidumbre de no ver un plan concreto de intervención.
El agua estancada y con olores fétidos evidencia el deterioro del ecosistema.
Roger Urieles
“Si esto no se atiende ya mismo, la evacuación sería total. Tenemos que buscar dónde irnos porque aquí ya no se puede pescar. Y el aire que respiramos tampoco es el adecuado”, relató otro morador del pueblo.
El temor revive los recuerdos de desplazamientos pasados, cuando la violencia armada los obligó a abandonar sus casas. Hoy, el miedo es que la naturaleza, abandonada por la falta de gestión institucional, los expulse de nuevo.
La diputada del Magdalena, Linda Cabarcas, hizo eco del clamor de los habitantes durante una sesión en el Concejo Municipal de Sitionuevo. Allí, líderes comunitarios denunciaron que la proliferación de especies invasoras como la Hydrilla y la taruya está golpeando de frente la movilidad fluvial, la pesca artesanal y la salud de la población, especialmente de niños, adultos mayores y mujeres embarazadas.
“No podemos permitir que esta situación continúe deteriorando la vida y el sustento de nuestras comunidades. Es momento de articular esfuerzos institucionales para salvar la Ciénaga Grande de Santa Marta”, declaró Cabarcas.
Corpamag pide ayuda nacional
Ante la gravedad del panorama, Corpamag reiteró un llamado urgente al Gobierno Nacional para que se active la Mesa Interinstitucional de la Ciénaga Grande, con el fin de articular soluciones conjuntas entre las entidades ambientales, regionales y locales.
La Hydrilla verticillata ya cubre amplias zonas de la Ciénaga Grande, afectando el ecosistema.
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Alfredo Martínez Gutiérrez, director general de Corpamag, explicó: “Entendemos la difícil situación que enfrentan los pescadores de Nueva Venecia. Esta problemática requiere atención urgente y una respuesta articulada del Estado colombiano. La Ciénaga Grande de Santa Marta no sólo representa el sustento de estas comunidades, sino que además es un ecosistema Ramsar de importancia mundial que debemos proteger entre todos”.
El directivo advirtió que la expansión de la Hydrilla se ha visto favorecida por el ingreso constante de sedimentos, maderas y material vegetal flotante desde el río Magdalena, a través de un boquete abierto sin criterios técnicos en el caño Aguas Negras. La temporada de lluvias también acelera su dispersión.
Acciones iniciales
Dentro de sus competencias, Corpamag anunció que trabajará con la comunidad en acciones de mitigación a corto plazo. Entre ellas, la construcción de una estructura artesanal que reduzca el ingreso de material vegetal flotante y la puesta en marcha de una prueba piloto de remoción manual de la planta en una hectárea.
Estas medidas, aunque necesarias, son insuficientes frente a la magnitud del problema. La Corporación insiste en que la única manera de contener la invasión es con un esfuerzo coordinado del Estado, que garantice soluciones sostenibles.
La Ciénaga Grande de Santa Marta, declarada humedal Ramsar y reserva de biosfera por la Unesco, no sólo es el sustento económico y cultural de las comunidades palafíticas, sino también uno de los ecosistemas más importantes de Colombia y del mundo.
Autoridades y comunidades piden al Gobierno Nacional actuar de inmediato.
Roger Urieles
Hoy, enfrenta una de sus amenazas más serias. La Hydrilla verticillata, con su crecimiento acelerado y capacidad de desplazar especies nativas, pone en jaque la riqueza natural y la vida de quienes habitan sus aguas.
La pregunta que queda flotando es si esta vez las autoridades reaccionarán a tiempo para salvarla, o si, como temen en Nueva Venecia, la invasión vegetal terminará por obligarlos a abandonar su historia, su cultura y sus casas de madera sobre el agua.
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Por Roger Urieles, para EL TIEMPO Santa Marta. En X @rogeruv.