El Gobierno Petro liberó a un peligroso criminal para enviarlo a destrabar los diálogos con el ELN; esta es la historia

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En un nuevo episodio de las polémicas liberaciones ordenadas por el Gobierno del presidente Gustavo Petro, Édgar Humberto Restrepo Benjumea, alias Mono Clinton, uno de los más peligrosos jefes del ELN en los últimos 20 años, volvió a las calles. SEMANA conoció en exclusiva cuál sería el verdadero propósito de su excarcelación, autorizada en junio bajo la figura de gestor de paz, a pesar de su historial criminal y una condena vigente de 40 años de prisión por delitos como secuestro extorsivo agravado, concierto para delinquir, financiación del terrorismo y uso de documentación falsa.La decisión no solo ha causado revuelo entre organismos de seguridad, sino que provocó alarma en sectores del alto Gobierno. Aseguran desconocer si el exguerrillero está cumpliendo con los requisitos legales de su nueva condición, que incluyen reportes periódicos, seguimiento y participación en espacios de diálogo.Alias Mono Clinton fue dejado en libertad el pasado 19 de junio de 2025, tal como lo reveló SEMANA en su momento, aunque el Tribunal Superior de Medellín negó una prórroga solicitada después por no encontrar fundamentos válidos, pues el exjefe guerrillero ya había sido liberado y se encontraba en las calles por orden directa del Ejecutivo.Restrepo Benjumea fue liberado en Pasto, tras una boleta firmada por el Centro de Servicios Administrativos del Tribunal, bajo acta de compromiso firmada por él mismo y en cumplimiento de una gestión liderada por la Oficina del Alto Comisionado para la Paz.Según pudo confirmar SEMANA tras varios días de investigación, su misión como gestor de paz no tendría que ver con la mediación con víctimas o participación comunitaria. Su rol estaría enfocado en una misión mucho más estratégica y, para muchos, cuestionable: reconstruir el puente político entre el Gobierno Petro y la cúpula del ELN, hoy profundamente fracturado. “Eso fue una petición del frente Comuneros del Sur. Lo soltaron para que tratara de limar asperezas con la dirección nacional del ELN”, reveló a SEMANA una fuente con acceso directo a los movimientos del alto Gobierno.De fondo, el nombre clave es Antonio García, actual comandante del ELN, y con quien Mono Clinton mantiene, según varias fuentes, una vieja amistad personal, llena de secretos compartidos y lealtades ideológicas. “García lo quería mucho. Fue su hombre de confianza durante décadas. Lo escuchaba y lo respetaba. Si alguien podía hablarle al oído era él”, aseguró otro informante.Con la guerra interna en el ELN y los diálogos prácticamente paralizados, el Gobierno le habría apostado a la figura del Mono Clinton como la última carta para destrabar el proceso. Su misión sería intervenir desde el interior del grupo, presionar a favor del reinicio de la mesa de diálogo y recomponer el canal político que el mismo Gobierno rompió al declarar unilateralmente el cese del fuego como incumplido luego de los ataques recientes del ELN a la fuerza pública, paros armados en el Chocó y asesinatos de policías.Aunque oficialmente fue designado como gestor de paz hasta el 20 de febrero de 2026, es decir, por siete meses, nadie parece saber qué ha hecho desde su liberación. Funcionarios cercanos a la Consejería de Paz le reconocieron a SEMANA que no ha asistido a las reuniones de los voceros del frente Comuneros del Sur con el Gobierno, y otros aseguran no haber recibido informes mensuales, como exige la ley.La ausencia de control sobre su paradero y desempeño ha encendido alarmas dentro de algunas entidades del Estado, que temen que el antiguo cabecilla esté actuando sin ningún tipo de supervisión y, peor aún, que pueda estar reconectando con estructuras criminales del ELN bajo el pretexto de una misión de paz que en los hechos no está siendo verificada.

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