En Colombia, es común que los estudiantes comiencen su jornada escolar a partir de las 6:00 o 7:00 de la mañana. Esta práctica, lejos de ser una simple costumbre, responde a una serie de factores estructurales y logísticos que han moldeado el sistema educativo del país. Uno de los principales motivos es la alta demanda en instituciones educativas públicas, muchas de las cuales funcionan con doble o incluso triple jornada para poder atender a todos los estudiantes. Así, escalonar los horarios permite un mayor aprovechamiento de la infraestructura disponible. Además, se busca sincronizar los horarios escolares con las rutinas laborales de los padres, así como con las condiciones de movilidad en ciudades donde el tráfico puede ser un desafío mayor.Sin embargo, dicha costumbre ha sido objeto de críticas crecientes por parte de padres, docentes y expertos en salud. Diversos estudios científicos han demostrado que los adolescentes tienen ritmos biológicos distintos, que los hacen más propensos a rendir mejor en horas posteriores del día. La falta de sueño derivada de estos horarios tan tempranos no solo impacta el desempeño académico, sino también la salud física y emocional de los estudiantes.Es por ello que en la actualidad, en el Congreso de la República, más exactamente en la Comisión Sexta del Senado, se discute una norma que pretende implementar una nueva jornada escolar en el país. El proyecto, dirigido por el senador Alejandro Chacón, del Partido Liberal, tuvo luz verde en el primer debate en abril pasado, y busca prohibir que la jornada escolar en cualquier colegio del país inicie antes de las 7 de la mañana. Es decir, los estudiantes ya no tendrán que madrugar, pues los colegios tendrán que ajustar sus jornadas para empezar después de las 7:00 a. m. Otra de las normas que también cursa en en Congreso y que buscaría mejorar el bienestar de los estudiantes es la que busca introducir una nueva asignatura en los colegios del país. Se trata la de educación emocional.
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