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El ministro del Interior, Armando Benedetti, confesó que fue adicto a la cocaína. Sin embargo, recientemente, en una estación radial, reveló un detalle desconocido sobre la primera vez que consumió: “Fue con unos amigos, estábamos cuatro, uno de ellos sacó un gramo y lo probé. Fue como en 1985. Para esa época había mucha cantaleta sobre las drogas y uno como que iba y volvía”, dijo. Al ministro le preguntaron si había consumido marihuana y respondió: “Eso es para quedados”. Benedetti ha dicho que se rehabilitó tras someterse a un intenso tratamiento en México.

El presidente Gustavo Petro tiene un problema: no hay un candidato fuerte en el petrismo que enarbole sus banderas en la próxima campaña presidencial. El círculo más cercano al mandatario le ha hecho saber que ninguno de sus alfiles podría ser una carta ganadora para enfrentarse a quien represente el antipetrismo en la contienda del próximo año. Aunque Gustavo Bolívar es quien mejor registra en las encuestas, Petro no se siente cómodo con esa candidatura y cree que el director del DPS sería derrotado fácilmente. Ahí podría desatarse un conflicto en los próximos días.

Esta semana, lamentablemente, el presidente Gustavo Petro y el ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, redujeron el debate público a los insultos. El mandatario, desde Soledad, Atlántico, criticó fuertemente al presidente del Senado, Efraín Cepeda, y lo llamó “mucho HP”. Varios de los ministros presentes, en vez de cuestionar ese proceder, terminaron sonriendo. El senador Cepeda rechazó el calificativo, y el presidente enfrentó una lluvia de críticas en la opinión pública por esa salida en falso.Pero no solo eso.

En la plenaria del Senado se está ambientando entre los congresistas un condicionamiento al Gobierno de Gustavo Petro para aprobar su proyecto de consulta popular, con la que pretende impulsar la reforma laboral ad portas de las elecciones del próximo año. Hay sectores en el Congreso que propondrán el voto a favor de ese mecanismo de participación si la convocatoria a las urnas se realiza justamente después de las elecciones de 2026 con el fin de evitar que la consulta quede atravesada en medio de la campaña electoral.

La tensión entre Colombia y Estados Unidos no cesa. En las últimas horas, el encargado de negocios de la embajada estadounidense en Colombia, John McNamara, criticó al Gobierno Petro por la falta de compromiso en la lucha contra el narcotráfico y hasta habló de la posibilidad de la descertificación. McNamara lanzó un ultimátum y dijo que no habrá más tiempo de hablar, sino de presentar resultados. En los últimos días, Petro había dicho que supuestamente le habían cancelado la visa, lo cual fue desmentido. Y, por ahora, parece no haber reconciliación a la vista entre Petro y Trump.

La llamada paz total, la política de Petro en la campaña presidencial, causa cada vez más escepticismo, y las esperanzas son muy limitadas. Por ejemplo, el ministro de Defensa, Pedro Sánchez, le dijo a SEMANA que “puede ocurrir una transición favorable hacia la paz, tal vez en un sector, en el área del Catatumbo”, es decir, con el frente 33 o las disidencias de las Farc al mando de Andrey Avendaño, reducidas por el ELN. El ministro no se refirió al grupo armado de Calarcá Córdoba, también disidente, que opera en Antioquia, Caquetá, Putumayo, Meta y Huila.

El gobernador de Boyacá, Carlos Amaya, regresó de sus retiros espirituales, pero aún no decide si renunciará a dirigir los destinos de su departamento para aspirar a la presidencia en 2026, con el respaldo de algunos sectores del petrismo. Aunque el mandatario no ha hecho oficial su futuro político, este viernes apareció en Yopal, en la cumbre de gobernadores del país. Sigue de vacaciones, pero aprovechó ese escenario para sondear posibles apoyos entre los mandatarios regionales. Incluso, dijo en voz baja que tiene el respaldo de la Alianza Verde, su partido.

Otro de los salpicados en el escándalo de corrupción de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), que podría prender el ventilador y entregar información valiosa a las autoridades, es Jaime Ramírez Cobo, exasesor del Departamento Administrativo de la Presidencia, quien llegó al cargo con la bendición de la canciller, Laura Sarabia. Él fue padrino de su boda.

El presidente Gustavo Petro no viajó a Roma para despedir al papa Francisco, a quien llamó su “gran amigo”, por asuntos médicos, según reveló. Aunque no entró en detalles, Petro atiende recomendaciones médicas tras someterse a un lifting facial durante Semana Santa, una cirugía estética que pretende mejorar la apariencia facial al tensar la piel, los músculos y tejidos en la cara y el cuello. Según fuentes de la Casa de Nariño, el presidente se intervino hasta la papada y, por eso, su rostro se observa con inflamación.