Francisco Santos

Qué diferencia tan brutal. Durante cuatro años nos acostumbramos a ver a funcionarios del Gobierno de Estados Unidos, principalmente a Juan González, de origen increíblemente colombiano, arrodillarse frente al dictador Nicolás Maduro o alguno de sus secuaces para pedirles concesiones mínimas que luego no cumplían. En Caracas, en Catar o en cualquier otro lugar del mundo, acordaban lo que fuera y, obviamente, solo consiguieron una cosa: la consolidación de la dictadura mafiosa.¿Cómplices? Muchos. Los noruegos que aceptaban cualquier negociación a cambio de nada.

Señor empresario de Colombia:Usted ha construido el país. Usted da empleo, paga impuestos y crea riqueza. Su esfuerzo es la base fundamental de la Colombia de hoy. Quizás su bisabuelo o abuelo llegó con una mano adelante y otra atrás, como la mayoría de judíos o de los turcos, así les decían a los palestinos, libaneses y sirios, pues formaban parte del imperio otomano, que aterrizaron en Colombia a principios y mediados del siglo pasado.El esfuerzo de ellos y hoy suyo crearon grandes empresas como Sanford, Rimax, Yuppi, Fedco, el Ley, Lafrancol, Fedco o La 14.

Gustavo Petro quiere, en primera instancia, quedarse en el poder. No es un estratega; sus problemas personales no se lo permiten, pero sí es un gran oportunista. Pues bien, la oportunidad se le presentó y, no les quepa la menor duda, va a aprovecharla.La propuesta de las consultas populares para tratar de sacar adelante sus reformas es una disculpa. Es la sombrilla que cubre la verdadera intención que tiene, incendiar el país. Es fácil hacer los números para darse cuenta de que es casi imposible sacar los casi 14 millones de votos para aprobar la reforma laboral o la reforma a la salud.

Quiero ser claro, esta frase la escuché de un amigo y me pareció no solo fantástica, sino tan descriptiva de lo que está pasando que le pedí el favor de poder usarla para una columna, cosa que me aceptó. El uñero populista de esa izquierda corrupta y siniestra tiene los siguientes componentes. La uña, que es Claudia López. El mugre, que, sin duda, es Gustavo Petro y compañía, Benedetti, Roy, Sarabia, etcétera… La cutícula, el exalcalde de Medellín Daniel Quintero.

Seguimos adormecidos y creo que nos vamos a merecer nuestra suerte. Hoy, repito como por tercera vez, Petro pone a su candidato en la segunda vuelta. Obviamente, después compra el triunfo definitivo con dinero público, lo que le facilita el trabajo a su ministro estrella Armando Benedetti. Colombia, entonces, quedaría ya no al borde del abismo, sino en caída libre hacia el desastre.¿Será que alguno de los grandes empresarios que están preocupados por el futuro del país se despierta?

En este mundo en transición hay muchos que ya están en pánico con lo que está sucediendo tanto dentro de Estados Unidos como afuera en su política exterior, que es a lo que me voy a referir en esta columna. Es más, hace unos días llamé a una amiga española que no tiene nada que ver con la política y me dijo con temor: “Esa amistad de Trump con Putin nos va a joder”.Lo primero que debemos entender es que todo lo que el presidente de Estados Unidos está haciendo lo dijo durante su primer gobierno y, sobre todo, durante su campaña.

En la historia del mundo moderno, hay una coincidencia única de dos líderes de un mismo país y en un mismo tiempo que mostraron con claridad meridiana cómo las decisiones de uno en materia de política exterior tuvieron terribles consecuencias, mientras que las del otro salvaron a su país y al mundo del extremismo brutal de los nazis.Los dos personajes son Neville Chamberlain, primer ministro de Inglaterra entre 1937 y 1940, y Winston Churchill, su sucesor y quien lideró el Gobierno durante la Segunda Guerra Mundial entre 1940 y 1945.

Dejemos las pendejadas. Las cosas hay que llamarlas por su nombre. Este Gobierno, sobre todo la Casa de Nariño y sus esferas más altas, es un concierto para delinquir. Y no es una aseveración hecha a la ligera. Las evidencias son graves, muy graves, y eso vino a explotar en el consejo de ministros del pasado martes.El primer asunto en este concierto es que el presidente Gustavo Petro está siendo investigado por recursos ilícitos en su campaña, por violación de topes en la misma, y lo peor es que quien nombró como su segundo lo había amenazado públicamente hace apenas dos años.

La crisis que desató el presidente Gustavo Petro con Estados Unidos no ha terminado. Es más, apenas empieza. Claro, después del papayazo que Petro dio –y al que Estados Unidos respondió con algo que ya estaba listo y a la espera de que algún país hiciera lo que a Petro se le ocurrió a las tres de la mañana–, la reculada era necesaria.Si bien no sabemos cómo se dio ese reversazo de Colombia, lo que sí es importante saber es que Petro, tal y como lo ha demostrado desde entonces, va a seguir en esa pelea, pues a él le sirve y, además, le llena el ego, que es lo único que le interesa.

Es fácil y difícil a la vez. Un columnista encuentra un tema, luego investiga, busca información y se lanza a escribir. No es fácil y hay semanas en las que encontrar un tema que valga la pena cuesta mucho trabajo. Sin embargo, lo opuesto es excepcional.