Francisco Santos

Llevo casi dos años repitiendo lo que el pasado jueves el presidente Gustavo Petro acaba de confirmar: no se va a ir del poder y va a tocar sacarlo. Quedó claro esta semana que 2026 no va a ser un año electoral normal, y si la oposición y los empresarios no actúan ya y no cambian la manera como enfrentan este reto, pues vamos a acabar como Venezuela.Tenía lista una columna sobre los 100 días de Donald Trump. Ya estoy aburrido de reiterar en público y en privado el escenario que veo venir y en el cual perdemos la democracia y la libertad.

Este domingo pasado, el candidato ecuatoriano de derecha Daniel Noboa derrotó por más de 10 puntos de diferencia a la candidata del socialismo del siglo XXI y marioneta de Rafael Correa, Luisa González. Esta elección y algunas de las cosas que Trump está haciendo en Estados Unidos dejan lecciones que la oposición en Colombia debe aprender.La primera es la respuesta de la candidata derrotada. Obviamente no aceptó el resultado, habló de un fraude inexistente y de una dictadura.

Finalmente, todos debemos tener claro para dónde va esta guerra arancelaria. Los efectos hay que preverlos y nuestras economías deben alistarse para enfrentar a China o, si no, ver cómo este país y sus exportaciones acaban con su mediana y pequeña industria. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, acaba de establecer una moratoria de 90 días a sus aranceles con una excepción: China. Este país queda con un 145 por ciento de impuesto a sus exportaciones a Estados Unidos y no se aplaza la medida.¿La razón? China no deja entrar a nadie a su mercado libremente.

Nada cambia si sale el proyecto de ley de salud del Gobierno. El daño ya lo hicieron y destruyeron uno de los mejores sistemas de salud del mundo. ¿Muertos? No importa, el fin justifica los medios, y tanto el presidente Gustavo Petro como el ministro Guillermo Alfonso Jaramillo se lavan las manos y mienten de manera descarada al respecto. Lo que no se entiende es que los prestadores, los hospitales, los médicos y hasta los pacientes aguanten callados.

Qué diferencia tan brutal. Durante cuatro años nos acostumbramos a ver a funcionarios del Gobierno de Estados Unidos, principalmente a Juan González, de origen increíblemente colombiano, arrodillarse frente al dictador Nicolás Maduro o alguno de sus secuaces para pedirles concesiones mínimas que luego no cumplían. En Caracas, en Catar o en cualquier otro lugar del mundo, acordaban lo que fuera y, obviamente, solo consiguieron una cosa: la consolidación de la dictadura mafiosa.¿Cómplices? Muchos. Los noruegos que aceptaban cualquier negociación a cambio de nada.

Señor empresario de Colombia:Usted ha construido el país. Usted da empleo, paga impuestos y crea riqueza. Su esfuerzo es la base fundamental de la Colombia de hoy. Quizás su bisabuelo o abuelo llegó con una mano adelante y otra atrás, como la mayoría de judíos o de los turcos, así les decían a los palestinos, libaneses y sirios, pues formaban parte del imperio otomano, que aterrizaron en Colombia a principios y mediados del siglo pasado.El esfuerzo de ellos y hoy suyo crearon grandes empresas como Sanford, Rimax, Yuppi, Fedco, el Ley, Lafrancol, Fedco o La 14.

Gustavo Petro quiere, en primera instancia, quedarse en el poder. No es un estratega; sus problemas personales no se lo permiten, pero sí es un gran oportunista. Pues bien, la oportunidad se le presentó y, no les quepa la menor duda, va a aprovecharla.La propuesta de las consultas populares para tratar de sacar adelante sus reformas es una disculpa. Es la sombrilla que cubre la verdadera intención que tiene, incendiar el país. Es fácil hacer los números para darse cuenta de que es casi imposible sacar los casi 14 millones de votos para aprobar la reforma laboral o la reforma a la salud.

Quiero ser claro, esta frase la escuché de un amigo y me pareció no solo fantástica, sino tan descriptiva de lo que está pasando que le pedí el favor de poder usarla para una columna, cosa que me aceptó. El uñero populista de esa izquierda corrupta y siniestra tiene los siguientes componentes. La uña, que es Claudia López. El mugre, que, sin duda, es Gustavo Petro y compañía, Benedetti, Roy, Sarabia, etcétera… La cutícula, el exalcalde de Medellín Daniel Quintero.

Seguimos adormecidos y creo que nos vamos a merecer nuestra suerte. Hoy, repito como por tercera vez, Petro pone a su candidato en la segunda vuelta. Obviamente, después compra el triunfo definitivo con dinero público, lo que le facilita el trabajo a su ministro estrella Armando Benedetti. Colombia, entonces, quedaría ya no al borde del abismo, sino en caída libre hacia el desastre.¿Será que alguno de los grandes empresarios que están preocupados por el futuro del país se despierta?

En este mundo en transición hay muchos que ya están en pánico con lo que está sucediendo tanto dentro de Estados Unidos como afuera en su política exterior, que es a lo que me voy a referir en esta columna. Es más, hace unos días llamé a una amiga española que no tiene nada que ver con la política y me dijo con temor: “Esa amistad de Trump con Putin nos va a joder”.Lo primero que debemos entender es que todo lo que el presidente de Estados Unidos está haciendo lo dijo durante su primer gobierno y, sobre todo, durante su campaña.