Gracias, María Corina, muchas gracias. Volviste a devolvernos la esperanza. En este mundo sombrío, en el que cada día crece la desconfianza hacia los dirigentes y las instituciones, contamos con una estadista valiente, visionaria, inteligente, desprendida, honesta, coherente, capaz de unir a su pueblo y sortear tempestades para guiarlo a buen puerto.No se avizora otra personalidad de su misma estatura moral en el universo político.