Luis Carlos Vélez

El presidente Gustavo Petro es un mal líder. No solamente su gestión es un caos que tiene como único norte la indignación, sino que también los pequeños detalles evidencian su incapacidad para gerenciar, que es la obligación precisa de su máxima dignidad. Me explico.Si hay un puesto que hay que proteger dentro de una administración es el de la persona que maneja las finanzas. Tanto a nivel privado como público, escoger y mantener al responsable de la distribución de los recursos es lo más importante en la construcción de un equipo de trabajo. El mandatario ha sido incapaz de lograrlo.

Cuando viajo, me gusta ver a la gente; particularmente, disfruto observar a la gente en los aeropuertos. Cuando estamos en las terminales aéreas, todos estamos de tránsito, cumpliendo un trámite, enfocados en nuestro destino. Estamos, pero no estamos.En este viaje, en particular, me ha llamado la atención cómo la gente está inmersa en sus pequeñas pantallas de celular y cómo difícilmente pocos hacen contacto con los demás.

El supuestoEn Economía, uno de los supuestos más importantes que sostiene gran parte del análisis y la teoría es que los agentes son racionales. Es decir, que toman las mejores decisiones con la información disponible. Por lo tanto, en lugar de suponer que los protagonistas de la gresca de finales de semana en la Casa Blanca fueron rehenes de sus propias emociones, permítame pensar todo lo contrario y darle una mirada a este episodio, ajustándome firmemente a ese supuesto.El escenarioLa política es un arte, y la política frente a las cámaras de televisión es una telenovela.

La entrevista que la semana pasada le realizó el diario El País de España al presidente Gustavo Petro es tan reveladora y compleja que debería tener hoy todas las alarmas encendidas sobre el jefe de Estado. Me explico.En la conversación en el diario más influyente de habla hispana, Gustavo Petro habla de fantasmas, persecuciones, intrigas y situaciones familiares. Pero tal vez lo más revelador es la colección de delicados pincelazos con los que subraya detalles de su personalidad autodestructiva que los colombianos hemos venido destilando.

El próximo presidente de Colombia será aquel que maneje mejor la conversación digital, y, en este momento, Gustavo Petro es el influenciador de redes imbatible de Colombia. Esto es un pésimo presagio para las próximas elecciones. Me explico.Hay una sola razón por la cual, hoy por hoy, el país no está incendiado como lo estaba en lo que mal han llamado “el estallido social”: las redes no están indignadas.

El espectáculo deplorable que vimos durante el inédito consejo de ministros televisado es un calculado sainete tan malo que terminará siendo bueno. Me explico.¿Qué fue lo que pasó? Tras lo ocurrido, varias fuentes me contaron que desde Palacio convocaron a un grupo de periodistas para presentarles una versión off the record, es decir, aclaratoria y de contexto, que no puede ser citada directamente. Yo no fui invitado, pero pude referenciar cruzadamente con algunos de los asistentes lo que se dijo en la conversación.

Aparte de la evidente crisis que se vive en el Catatumbo, algo difícil de entender y mucho más grave podría estar cocinándose. En medio de todo el escándalo generado por la crisis con Estados Unidos y los trinos del jefe de Estado entre gallos y medianoche, sus declaraciones al día siguiente dejan ver una crisis más grave en ciernes. Me explico.El presidente dijo: “¿Qué es lo que vemos en estos días? Vemos una fuerza extranjera ocupando el territorio. Todos nosotros dijimos, jamás una fuerza extranjera entrará a Colombia porque nos haremos matar.

Esta semana, el país fue testigo de la mejor explicación sobre por qué vamos en un camino acelerado hacia la pobreza y la violencia. Fabio Arias, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores, hizo una extraordinaria exposición, por lo reveladora, del pensamiento que amenaza con destruir el país y condenarnos al peor escenario social y económico. Delirante y peligroso. Me explico.En un discurso con tufo electoral y en el desarrollo de una audiencia pública sobre la reforma laboral en Cali, Fabio Arias amenazó con liderar un nuevo “estallido social” si no se “distribuye la riqueza”.

El regreso de Donald Trump al escenario político de Estados Unidos marca un punto de inflexión en la relación bilateral con Colombia. Este nuevo capítulo será definido por tres temas cruciales: narcotráfico, migración y la situación en Venezuela; elementos que no solo afectan a ambos países, sino que también revelan las profundas diferencias ideológicas entre Trump y el presidente Gustavo Petro. La cosa no pinta bien.Trump, con su marcada visión neolibertaria, se enfoca en políticas que priorizan el desarrollo económico y la seguridad.

La prensa en Colombia ha sido el más importante veedor de la administración Petro, revelando sus escándalos, exponiendo sus pecados e informando sobre sus mentiras. Sin embargo, una combinación del debilitamiento de la industria, una estrategia para desfinanciarla y la explotación sistemática de sus peleas internas amenaza con debilitarla. Es labor de la sociedad y de los empresarios salvarla.