En un barrio de la localidad de Puente Aranda, en Bogotá, un grupo de jóvenes montaron un emprendimiento criminal, un “Breaking Bad” criollo donde lograron constituir, en varias bodegas, una especie de centro de distribución de narcóticos y del que se ufanaban por redes sociales, hasta que la Fiscalía los ubicó.Cinco jóvenes se metieron en una falsa historia de traficantes en ascenso y terminaron capturados, imputados y enviados a la cárcel.