La Fibrodisplasia Osificante Progresiva (FOP) es una de las enfermedades más raras del mundo, pues con una incidencia de aproximadamente uno a dos pacientes por millón de personas, esta patología de origen genético transforma progresivamente los músculos, tendones y ligamentos en hueso, lo que reduce la movilidad y la calidad de vida.A los 6 años, Juana Paola López notó los primeros signos. Hoy, dos décadas después del diagnóstico, recuerda cómo su abuela describía sus síntomas: “Decía que eran como bolitas de agua en mi espalda”. Su madre la llevó a muchos especialistas.