Un paraíso económico, eso era lo que le ofrecía una temida red de trata de personas, a mujeres que engañaba para enviarlas a Grecia con el fin de explotarlas sexualmente. Al principio, como toda organización criminal, el trato con las víctimas era amable, con un leguaje empático, uno de los integrantes de la organización cautivaba a las mujeres diciéndoles que en poco tiempo ganarían cifras que en Colombia eran difíciles de obtener.“Son contratos que son garantizados.