Juan José Lafaurie Cabal

Si el caso contra Diego Cadena ya estaba en estado de coma jurídico con Carlos Enrique Vélez, con Juan Guillermo Monsalve simplemente se vino abajo. Esta segunda “pieza clave” de la Fiscalía revela, en realidad, una operación de provocación premeditada, sostenida por malentendidos inducidos, grabaciones editadas y una teoría del caso que jamás logró acreditar —ni siquiera de forma incipiente— el dolo: presupuesto mínimo para la adecuación típica del delito imputado, el soborno.